En este año nuevo, el Papa llama a «hacernos cargo de la vida herida y dignificarla»
También ha pedido que le entreguemos a María «los interrogantes, y preocupaciones que llevemos en el corazón», le encomendemos este nuevo Año Jubilar y le confiemos «el mundo entero para que renazca la esperanza y florezca la paz en todos los pueblos de la tierra»
«Al comienzo de un nuevo año que el Señor nos concede, es hermoso poder elevar la mirada a María, que nos orienta hacia Jesús». Con estas palabras ha comenzado el Papa Francisco su homilía en este primer día del año 2025 durante la celebración de la festividad de María Santísima Madre de Dios. La Eucaristía ha tenido lugar en la basílica de San Pedro, a la que han asistido multitud de fieles de todo el mundo, alrededor de 40 obispos y más de 200 sacerdotes. Asimismo, han acudido representaciones diplomáticas en un día en el que también se celebra la Jornada Mundial de la Paz.
El Santo Padre ha recordado la figura de María que «nos introduce nuevamente en el misterio de la Navidad» y, con relación al Jubileo de la Esperanza que ya hemos comenzado y la apertura de las Puertas Santas, ha señalado que, especialmente en este día, «se nos recuerda que María es la puerta con la que Cristo entró al mundo».
Durante su intervención, Francisco ha hecho hincapié en la humanidad de Cristo, ya que «en él se rebela la fragilidad de la carne» y «se hizo verdaderamente hombre a través de un vientre humano». «Se encarnó en el vientre de una mujer naciendo como todas las criaturas; como un niño indefenso, frágil, necesitado del cuidado de su madre, de pañales, de alimento, caricias y amor», ha afirmado el Pontífice.
Asimismo, el Papa ha asegurado que hoy en día «hay una tentación que atrae a muchas personas y que puede llegar a seducir también a muchos cristianos: imaginar o fabricar un Dios abstracto, vinculado a una vaga idea religiosa o alguna agradable emoción pasajera». Sin embargo, Francisco ha recordado que «es humano, nació de una mujer, tiene un rostro y un nombre, y nos llama a relacionarnos con él».
En este sentido, ha explicado que la imagen de Dios omnipotente ha venido desde la debilidad. «Nació de una mujer y es uno de los nuestros. Precisamente por eso, él puede salvarnos», ha recordado. Además, esta lección de «pequeñez y el ocultamiento» ha sido algo que hemos podido seguir observando a lo largo de toda la vida de Jesús.
En esta jornada solemne, Francisco ha reivindicado la defensa de la vida y ha invitado a «hacernos cargo de la vida herida y dignificar la vida de cada nacido», porque esta «es la base fundamental para construir una civilización del amor». Por eso, ha pedido «un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza».
En este inicio de año, el Pontífice ha pedido que le entreguemos a la Virgen María «los interrogantes, preocupaciones, sufrimientos y alegrías y todo lo que llevamos en el corazón», así como encomendarle a ella este nuevo Año Jubilar. «Ella es madre, confiémosle a ella el mundo entero para que renazca la esperanza y finalmente florezca la paz en todos los pueblos de la tierra», ha finalizado Francisco.