El Papa salda una deuda pendiente con Hungría, donde se encontrará con refugiados
La crisis migratoria de hace ocho años «fue una oportunidad perdida» para Hungría, ya que hubo reacciones sociales «generosas», aseguran desde Sant’Egidio
Cuando el próximo sábado cientos de pobres y refugiados esperen al Papa Francisco en la iglesia de Santa Isabel de Hungría, en Budapest, Roseann dirigirá una de las oraciones. Esta joven cristiana pakistaní llegó con su familia al país huyendo de la discriminación religiosa. A sus 18 años, «sueña con ser médico para ayudar a los húngaros que los acogieron», explica Peter Szöke, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en la capital húngara. No encajan en el perfil del refugiado en Hungría, el de los ucranianos llegados desde el año pasado. Sant’Egidio ha ofrecido hospitalidad —ayuda a una docena de familias a pagar el alquiler— y amistad a unos 150. Sin embargo, cuando los organizadores de la visita del Santo Padre contactaron con la comunidad, fue con un encargo diferente. Como en el encuentro ya iba a haber bastantes ucranianos, les pidieron que llevaran a 30 refugiados de otros países.
Habrá afganos, nigerianos y un sudanés que vive en un pisito dentro de una sede de Cáritas. También varios iraníes, entre ellos un padre y un hijo que durante la crisis de refugiados de 2015 «pasaron más de un año en la zona de tránsito, la tierra de nadie entre alambres de espino» creada en la frontera con Serbia «antes de que intervinieran los tribunales» y obligaran al Gobierno a dejarlos entrar en el país. Para Szöke, esa época fue «una oportunidad perdida», en la que «amplios sectores de la sociedad reaccionaron de forma generosa», pero al final prevaleció el mensaje de que «debíamos proteger nuestra cultura». Una actitud que contrasta con la de los primeros refugiados a los que conoció, una familia kurda musulmana que está entusiasmada por ver al Santo Padre. «No entienden exactamente quién es, pero saben que es un mensajero de paz y un hombre de Dios y eso les basta».
La actitud del Gobierno húngaro hacia los migrantes no europeos se ha visto como un elemento de desencuentro con Francisco. Sin embargo, no es menos cierto que el país puede presumir de haber vivido tres encuentros con él: este, la visita para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional en 2021, y, en cierto sentido, el viaje a Rumanía en 2019, pues en la etapa en Transilvania hubo muchos fieles de origen húngaro. «Creo que durante el Congreso Eucarístico el Santo Padre sintió que los húngaros lo recibimos con cariño y quería correspondernos» con una visita específica, explica Ádám Gyöngy, del comité organizador. Durante la misma, un elemento clave será promover «la unidad que el Papa representa en su persona».
Un hogar en vez de un castillo
Si todo el país se prepara con ilusión para recibir al Pontífice, en un lugar en concreto están preparando todo con la ilusión y los nervios de «un chiquillo antes de Navidad». Es el Instituto Beato László Batthyány-Strattmann, un hogar para 45 adultos y 20 niños con discapacidad, sobre todo visual, con guardería y colegio. Lo fundó la religiosa Anna Fehér, originalmente en un piso de dos habitaciones, en 1982. Su director, György Inotay, explica que en esa época «a los niños con discapacidad los cuidaban en grandes instituciones, sobre todo en antiguos castillos», y, aunque había buenos profesionales, la integración era «completamente desconocida».
Seguía de pie el telón de acero, pero el proyecto salió adelante gracias a una cierta relajación de las restricciones a la Iglesia y al apoyo del cardenal László Lékai. Hoy han cambiado muchas cosas. Algunos antiguos alumnos «son abogados o maestros aquí». Otros tienen menos formación pero viven de forma independiente. Aunque no siempre es así, porque hay discapacidades más complejas que otras o por la falta de medidas de accesibilidad y los prejuicios. Por eso en 2015 pusieron en marcha también el hogar de adultos, pensando en los casos en los que «los padres envejecen» y «las ayudas públicas no son suficientes» para atenderlos en casa. «Nosotros les ofrecemos una gran familia donde los aceptamos como un regalo».
28 abril
- 10:00 horas. Llegada a Budapest. A continuación, en el palacio Sándor, ceremonia de bienvenida, visita de cortesía al presidente y encuentro con el primer ministro
- 12:20 horas. Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en un antiguo convento carmelita
- 17:00 horas. La concatedral de San Esteban acoge la cita con los obispos, el clero y los consagrados
29 de abril
- 8:45 horas. Visita privada al Instituto Beato László Batthyány-Strattmann
- 10:15 horas. En la iglesia de Santa Isabel de Hungría, patrona de Cáritas, encuentro con pobres y refugiados. Luego, visita a la comunidad grecocatólica
- 16:30 horas. Encuentro de alabanza, testimonios y adoración con los jóvenes en el László Papp Arena
- 9:30 horas. Misa en la plaza Kossuth Lajos
- 16:00 horas. Cita con el mundo de la cultura en la Universidad Católica Péter Pázmány
- 17:30 horas. Ceremonia de despedida