Elogio de la teología - Alfa y Omega

Elogio de la teología

José Francisco Serrano Oceja

La teología, en palabras de Ernst Jünger, es «ciencia de las demasías», búsqueda de la más propia verdad, égida de un exceso. No está de más, por tanto, que en un momento en el que la teología tiene nuevos retos y nuevas tareas se convoque a la literatura, al arte, a la filosofía, a las ciencia sociales para pensar «en exceso» las realidades «inexactas» de Dios y del hombre. Dice A. Gesché, teólogo y maestro de teólogos –una de las personalidades más destacadas de la teología en la época contemporánea, fallecido en 2003–, en su última lección universitaria recogida en este volumen, que «no estoy seguro de que el siglo XXI, como ansiaba Malraux, vaya a ser tan fácilmente el regreso de Dios o de los dioses. Creo, más bien, con Jünger, que esto solo sucederá un poco más tarde o más lentamente. De lo que sí estoy seguro es de que el siglo XXI será teológico (igual que será filosófico, como presagian algunos signos manifiestos) y preparará así el regreso de Dios». Es cierto que el teólogo puede estar viviendo una época compleja, pero lo que no cabe duda es que esta época es grande, porque hay una expectativa y un reto para quien se siente llamado a prestar un servicio a la humanidad y a la Iglesia.

Son muchas la tareas que tiene el teólogo y, por tanto, la teología por delante. Hay quien sentenció en la historia la muerte de Dios, quizá lo que vivamos es el olvido de Dios, la desaparición de Dios, un mutis por el foro de la vida de las personas y de las sociedades. El teólogo, el creyente con la ayuda del teólogo, debe mirar de frente ese tránsito y no precipitarse en dar respuestas falsamente tranquilizadoras. Con sinceridad y honestidad, hay que asumir la situación vital del presente, la emergencia de nuevos fenómenos antropológicos y sociales, y pensar que solo puede ser actual un cristianismo que tenga en cuenta su propia negación. Es necesario que las palabras de fe vuelvan a ser inteligibles. El teólogo no juega a los dados, las cosas de la fe tienen necesidad de la previsión racional como condición de inteligibilidad, que es condición de experiencia. Por tanto, el teólogo debe ser audaz, interrogador, capaz de hacer el tránsito del pensamiento hasta el final, conservando siempre las fuentes de su saber. El teólogo debe acompañar a la humanidad, a la conciencia creyente, en la tarea del deslumbramiento y la adoración. En este sentido, cuando el hombre y la mujer de hoy poseen una concepción elevada de sí mismos, de la vida, de los demás, del gusto de vivir, del deseo moral y de su compromiso en la construcción de este mundo, el teólogo debe promover una adecuada educación en la «recomposición de sentido».

De ahí que con una cuidada edición de Paulo Rodrigues, bajo la atenta mirada del director de esta colección, el profesor de Comillas Ángel Cordovilla, se nos ofrezca una antología de algunos de los más relevantes escritos sobre la teología del maestro Gesché. Destacamos los títulos de los ensayos: «Elogio de la teología»; «La teología y los desafíos de su tiempo»; «El Dios de la Biblia y la teología especulativa»; «Del dogma como exégesis»; «La mediación filosófica en teología», y uno último esplendoroso: «Teología de la verdad». Una gavilla de textos que hacen que el pensamiento y la razón integral se reconforten en la inquietud del presente con los ojos puestos en la lontananza.

La teología
Autor:

Adolphe Gesché

Editorial:

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