El Vaticano pide «justicia, reformas y apoyo internacional» para el Líbano
El Papa ha recibido este jueves al primer ministro, Najib Mikati, que en septiembre logró formar Gobierno tras 13 meses de vacío
El Vaticano ha vuelto a mostrar este jueves su apoyo al Líbano y su deseo de que logre dar los pasos necesarios para salir de la grave crisis en la que está sumido desde octubre de 2019. El Papa Francisco ha recibido en audiencia al primer ministro del Líbano, Najib Mikati. A continuación, Mikati se ha trasladado a la Secretaría de Estado, donde se ha reunido con el cardenal Pietro Parolin y con Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
Durante este segundo encuentro, según informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede, «se ha aludido a la situación actual que está viviendo el pueblo libanés, sobre todo en lo que respecta a la crisis política y las condiciones socioeconómicas». El Vaticano ha expresado su esperanza de que «la justicia, las necesarias reformas y el apoyo de la comunidad internacional» ayuden a solventar esta situación.
Se reiteró además «lo importante que es promover el concepto de ciudadanía plena de todos los libaneses». En este sentido, es necesario preservar «la convivencia pacífica, para que el Líbano siga siendo un mensaje de paz y hermandad que se eleva desde el Oriente Medio». Igualmente, se subrayaron «las importantes relaciones que se dan» entre el país de los cedros y la Santa Sede, «y el importante papel que juega la Iglesia católica» allí.
Esperando al Papa
Al anunciar la visita, el 19 de noviembre, el embajador del Líbano ante la Santa Sede, Farid Elias al Khazen, explicó que esta era «necesaria para discutir tanto cuestiones bilaterales como algunos temas internacionales». Es de prever que los temas tratados seguirán trabajándose durante la visita que Gallagher tiene prevista antes de Navidad.
El país de los cedros es uno de los lugares del mundo más presentes en los pensamientos del Papa Francisco. El 4 de agosto, al cumplirse un año de la explosión en el puerto de Beirut que se saldó con 217 víctimas mortales, Francisco dijo a los libaneses que «mi deseo de visitaros es grande. Y no me cansaré de rezar por vosotros, para que el Líbano vuelva a ser un mensaje de fraternidad y de paz para todo Oriente Medio».
Ya había compartido ese deseo durante el regreso desde Irak, el 8 de marzo. En vísperas de la Jornada de oración y reflexión por el Líbano convocada en el Vaticano el 1 de julio, Gallagher afirmó que este viaje podría tener lugar a finales de 2021 o, más probablemente, a comienzos de 2022. Pero para ello se tenía que haber producido «la formación definitiva de un Gobierno con el que interactuar».
Continúan las dificultades
Cuando el Gobierno de Hassan Diab dimitió como consecuencia de la explosión de Beirut, el país se pasó 13 meses sin liderazgo. Saad Hariri, cuya relación con el presidente Michel Aoun llegó a ser muy tensa, no logró reunir un gabinete y renunció en julio. Najib Mikati, el hombre más rico del Líbano, aceptó el encargo y cerró con Aoun la composición del nuevo Gobierno el 10 de septiembre.
Sin embargo, al país no le han faltado dificultades después. Las polémicas en torno a la investigación de lo ocurrido en el puerto de Beirut desencadenaron el 15 de octubre una serie de protestas que se saldaron con seis muertos y una treintena de heridos. Ello se suma a una terrible crisis económica que ha dejado a la mitad de la población bajo el umbral de la pobreza, y con graves dificultades para acceder a bienes básicos como el combustible, alimentos (también leche infantil) y medicinas.