El Vaticano creará una comisión para destacar a testigos de la fe sin canonizar
Este grupo de trabajo ya existió para el Gran Jubileo de 2000, pero esta vez se refundará de forma estable y difundirá también la figura de cristianos no católicos
El Vaticano recuperará una iniciativa de san Juan Pablo II para «destacar» la figura de hombres y mujeres que, «aunque no fueron canonizados, manifestaron con fuerza su fe». Con estas palabras ha definido el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, la Comisión para los Testigos de la Fe cuya puesta en marcha anunció este miércoles en el congreso La santidad hoy.
En una entrevista a Vatican News, el cardenal explicaba que la comisión se pondrá en marcha «en los próximos días, también como campo de estudio». La decisión se enmarca en los preparativos para el Año Santo 2025. Recupera el organismo del mismo nombre que el Papa polaco encargó a la Comunidad de Sant’Egidio con motivo del Gran Jubileo del año 2000, y limitada a ese tiempo. Entonces, se «elaboró una lista con biografías de personas que hablaban a todo el mundo cristiano, no solo católico».
A diferencia de lo ocurrido hace más de dos décadas, y aunque su comienzo se ha vinculado a los preparativos del jubileo ordinario, la comisión no estará referida a esta circunstancia. Al contrario, será un grupo «estable» vinculado «a la actividad del Dicasterio para las Causas de los Santos».
Un ejemplo de estos testigos de la fe, ha apuntado el cardenal Semeraro, podría ser Dietrich Bonhoeffer, teólogo y pastor protestante asesinado por oponerse al nazismo. Aunque «la Iglesia no lo proclama mártir porque no era católico», es «una figura emergente como testigo cristiano». Y como él «hay muchos otros».
«Mistificación» en las redes sociales
Al recibir este jueves a los participantes en el congreso La santidad hoy, el Papa Francisco ha prevenido del desafío que suponen, también a la hora de reconocer a los santos, los medios de comunicación y las redes sociales. Por un lado, «pueden favorecer el conocimiento de la vida evangélica» de alguien. Sin embargo, también «puede existir el riesgo de que se fuerce o de mistificaciones» por «intereses poco nobles».
«Es importante descubrir la santidad en el pueblo santo de Dios: en los padres que crían con amor a sus hijos, en los hombres y mujeres que llevan adelante con empeñó el trabajo cotidiano, en las personas que soportan una enfermedad, en los ancianos que continúan sonriendo y ofreciendo sabiduría», ha subrayado el Pontífice. Todos estos testimonios «son para todos una invitación a responder personalmente a la llamada a ser santos».
Entre esta «multitud», ha añadido, están los fieles que han sido beatificados y canonizados. Así se les presenta como «modelos, intercesores y maestros», que muestran que «vivir el Evangelio en plenitud es posible y hermoso». La santidad, por tanto, no es «un programa de esfuerzo y renuncia» o «gimnasia espiritual»; sino «la experiencia de ser amado por Dios, de recibir gratuitamente su amor, su misericordia».
La fama de santidad
Los santos «no provienen de un mundo paralelo», sino que florecen dentro de las comunidades cristianas y su cotidianidad. Y, dentro de ellas mismas, el resto de fieles tienen «una innegable percepción espiritual para reconocer» en algunos bautizados «el ejercicio heroico de las virtudes cristianas».
Es la llamada «fama de santidad», que con todo «es necesario verificar» para ver si es «espontánea, estable, perdurable» y extendida, y no una moda. En este sentido, junto al discernimiento de la Iglesia se da la «fama de los signos»: cuando los fieles están convencidos de la santidad de alguien, recurren a su intercesión. La escucha de esa oración por parte de Dios, que se manifiesta en un milagro, «representa una confirmación de esa convicción».