El Vaticano considera «moralmente aceptable» vacunarse contra la COVID-19
En una nota, la Congregación para la Doctrina de la Fe considera que el uso en algunas vacunas de líneas celulares procedentes de fetos abortados no obliga a evitarlas en la situación actual. Pero exige a la industria farmacéutica alternativas éticas
La Congregación para la Doctrina de la Fe ha dado luz verde a la utilización de todas las vacunas «reconocidas como clínicamente seguras y eficaces» frente a la COVID-19, sin que sea un obstáculo el hecho de que para algunas de ellas se hayan utilizado líneas celulares procedentes de dos fetos abortados hace décadas.
Citando dos pronunciamientos de la Pontificia Academia para la Vida (de 2005 y 2017) y su propia instrucción Dignitas personae, Doctrina de la Fe avala mediante una nota publicada este lunes el uso de estas vacunas éticamente cuestionables cuando no se disponga de alternativas mejores. Esto podría ocurrir, por ejemplo, en los lugares donde «es más difícil distribuir», por dificultades logísticas, las vacunas éticas. Pero también en países cuyos gobiernos solo han comprado vacunas que usaran estas líneas celulares, o hayan comprado de varios tipos pero «no se permite a los ciudadanos elegir la que se la va a inocular».
Pfizer y Moderna, bastante limpias
Hay que recordar que las dos vacunas que ya se están distribuyendo en países occidentales, las de Pfizer-Biontech y la de Moderna, son vacunas bastante éticas. Ni en su investigación ni en su desarrollo o fabricación se utilizaron las líneas celulares HEK 293 ni PER.C6. El único pero (recordaba los obispos de Estados Unidos la semana pasada) es que «la línea celular HEK 293 se empleó para una prueba de confirmación» en ambas, un problema ético aún más remoto.
Distinto es el caso de la de Oxford AstraZeneca, que se prevé que sea la siguiente y que sí se ha fabricado con estas líneas celulares. Aun así, en este caso la cooperación en el mal del aborto sigue siendo «remota» y el deber moral de evitarla «no es vinculante» en presencia de «un grave peligro, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno grave».
Petición de vacunas éticas
El documento de la Congregación aclara que «el uso moralmente lícito de este tipo de vacunas, debido a las condiciones particulares que lo hacen, no puede constituir en sí mismo una legitimación, ni siquiera indirecta, de la práctica del aborto». Tampoco implica un visto bueno a que se usen en investigación líneas celulares de fetos abortados. De hecho, se pide a las empresas farmacéuticas y a los organismos gubernamentales de salud que «produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia».
Al mismo tiempo, la congregación recuerda que la obligación «no es por regla general una obligación moral y que, por tanto debe ser voluntaria». Se debe, por tanto, respetar la conciencia de quienes objeten a estas vacunas. Y ellos, a su vez, tienen el deber de «tomar medidas para evitar, por otros medios profilácticos y con un comportamiento adecuado, convertirse en vehículos de transmisión del agente infeccioso». No obstante, recuerda que por el principio de búsqueda del bien común la vacunación es «recomendable» a falta de otros medios «para la protección de los más débiles y expuestos».
El limosnero ingresado por COVID-19
El comunicado sobre las vacunas se ha emitido el mismo día en que se ha conocido que el limosnero del Papa, el cardenal Konrad Krajewski, permanece ingresado en el hospital Gemelli de Roma a causa de una neumonía provocada por el coronavirus.
El cardenal, que se encarga de realizar las obras de caridad en nombre del Pontífice, dio positivo en una prueba realizada por la Dirección de Sanidad e Higiene del Vaticano. Esta institución se encuentra actualmente trazando los posibles contactos que ha tenido Krajewski en los últimos días.