El trabajo, desafío para la familia
La conciliación es uno de los retos de nuestros días. Sin embargo, hay obstáculos: una concepción absorbente del trabajo, la amenaza de la crisis, la explotación, la mala organización de los horarios, ver el trabajo como una carga… La familia cristiana acoge el trabajo, pero evita hacer de él un valor absoluto, y considera como una tentación idolátrica hacer que la actividad laboral detente la primacía respecto a las relaciones familiares, porque ambos cónyuges se dejan deslumbrar por el beneficio económico y el bienestar material. Es injusto que la actividad laboral obligue a los cónyuges a prolongadas ausencias del hogar y a descuidar la educación de los hijos. El descuido de la vida religiosa por el trabajo contraviene el verdadero amor, olvida la filiación divina y el horizonte que Dios desea para toda la familia. En casa, ¿cómo afecta el trabajo a nuestro matrimonio, al tiempo que estamos con los hijos, y a nuestra vida espiritual? ¿Compartimos los ingresos con los pobres, o sólo buscamos enriquecernos?
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