El Santo Padre previene de hacer «largos sermones» a los sacerdotes
Como en todas sus intervenciones públicas, también ha pedido oraciones por el fin de las guerras. Además, por primera vez se ha traducido al chino la síntesis de la catequesis
En un momento en el que la compra de armamento no deja de crecer, el Papa ha vuelto a pedir oraciones por el fin de las guerras: «No nos olvidemos de Palestina, Israel, Myanmar… hay tantos niños muertos, tantos inocentes muertos». Según acaba de constatar el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri), el gasto militar mundial alcanzó los 2,44 billones de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 6,8 % en términos reales con respecto a 2022. En su informe anual, el centro de estudios sueco ha certificado este miércoles que se trata del mayor incremento interanual desde 2009. Estados Unidos, China y Rusia encabezan la lista de los diez países que más presupuesto dedicaron a rearmarse. Ante este contexto desolador, el Pontífice ha insistido en que «la guerra es una derrota humana». «La guerra no resuelve los problemas, la guerra es mala, destruye. Recemos por todos los países en guerra», ha exclamado tras la catequesis de este miércoles. A pesar de la bajada de temperaturas en Roma, la audiencia general todavía no ha sido trasladada al interior del aula Pablo VI del Vaticano y se ha celebrado al aire libre en la plaza de San Pedro.
Tras haber reflexionado sobre la acción santificadora y carismática del Espíritu, el Papa ha dedicado la catequesis a la obra evangelizadora del Espíritu Santo, es decir, a su papel en la predicación de la Iglesia. Francisco ha señalado que los dos elementos constitutivos de la predicación cristiana son «su contenido, que es el Evangelio, y su medio, que es el Espíritu Santo».
El Papa ha aprovechado para hacer un repaso de lo que debe ser una buena predicación. Por ello, ha prevenido de la tendencia a hacer «largos sermones» a los sacerdotes. «La predicación de Jesús, y más tarde la de los apóstoles, también contiene todos los deberes morales que se desprenden del Evangelio, empezando por los Diez Mandamientos y terminando por el “nuevo” mandamiento del amor», ha señalado. En este sentido, ha advertido del peligro de «volver a caer en el error denunciado por el apóstol Pablo de anteponer la ley a la gracia y las obras a la fe». Por ello, ha recomendado a los catequistas que partan siempre «de la proclamación de lo que Cristo ha hecho por nosotros», tal y como insiste en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Así también ha alertado de la tentación de «querer predicarnos a nosotros mismos». Una práctica endogámica que implica «también no dar siempre prioridad a las iniciativas pastorales promovidas por nosotros y vinculadas a nuestro propio nombre, sino colaborar de buen grado, si se nos pide, en las iniciativas comunitarias, o que se nos encomienden por obediencia».
Así, también ha aseverado que el Evangelio debe predicarse «mediante el Espíritu Santo» lo que significa «transmitir, junto con ideas y doctrina, vida y convicción profunda». Es decir, alejarse de los «discursos persuasivos de sabiduría» y preconizar «la manifestación del Espíritu y su poder». «¿Cómo ponerlo en práctica si no depende de nosotros, sino de la venida del Espíritu Santo?», se ha preguntado el Pontífice a continuación. La respuesta está en la oración. «El Espíritu Santo viene sobre los que rezan», ha concluido.
Una de las notas más distintivas de la audiencia general de este miércoles es que por primera vez se ha traducido al chino la síntesis de la catequesis del Papa.
Recibe en audiencia a la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret —cuya obra está presente en 14 países de los cinco continentes donde dirigen escuelas, guarderías, hospitales y orfanatos— con motivo del 150 aniversario de su fundación
La Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, fue fundada por la beata María Franciszka Siedliska en 1875. Las celebraciones por este 150 aniversario comenzaron el pasado domingo, el primero de los cuatro que componen el tiempo de Adviento. En este contexto, el Papa ha recibido en una audiencia privada en el Vaticano a una delegación de estas monjas cuyo carisma se centra en ayudar a las familias más vulnerables. Ante ellas, ha instado a no olvidar a las numerosas familias «devastadas por la guerra y la violencia». También se ha referido a las que son «desplazadas de sus hogares o que huyen de sus países» a las que también ayuda esta congregación cuya obra está presente en 14 países de los cinco continentes donde dirigen escuelas, guarderías, hospitales y orfanatos. De este modo, les ha pedido que sus comunidades sean siempre como «umbrales» a través de los cuales las familias «puedan encontrar refugio, esperanza y paz en Cristo Salvador».
El Papa también ha hecho referencia al hecho de que su aniversario caiga al comienzo del nuevo año litúrgico y que coincida «felizmente con el Año Santo en el que toda la Iglesia está a punto de entrar». Un momento propicio «para hacer balance de nuestras vidas, como individuos y como comunidad». El Pontífice también ha asegurado que el Adviento es un tiempo de «paciente espera» llena de esperanza en las promesas del Señor, que puede «servir de modelo para aumentar nuestra confianza en la providencia de Dios».
«Que vuestras oraciones y vuestras generosas obras de caridad manifiesten siempre el amor de Jesús, para que seáis signos de esperanza para quienes viven en toda clase de penurias», les ha pedido finalmente.