El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado - Alfa y Omega

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado

Martes de la 2ª semana del tiempo ordinario / Marcos 2, 23-28

Carlos Pérez Laporta
Ilustración: Freepik.

Evangelio: Marcos 2, 18-22

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.

Los fariseos le preguntan:

«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». Él les responde:

«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él». Y les decía:

«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

Comentario

«Jesús atravesaba un sembrado». ¿Cuál era su experiencia de la naturaleza? Por un lado, el Padre había hecho todas las cosas por medio de Él. Todo era suyo. Por otro, ahora lo recibía todo del Padre como hombre. Todo era un regalo. Aquella imagen de sus discípulos que «mientras caminaban, iban arrancando espigas» debía producirle especial gratitud. La creación cumplía su sentido, porque los hombres podían recibirlo todo de Dios y junto a Dios. De algún modo, en esa imagen se recuperaba el paraíso, la tierra habitada por Dios y el hombre. También, en cierta manera, el trabajo cumplía su sentido porque se hacía con Dios y para seguir a Dios. De tal modo que aquello debió parecerle una prefiguración del final de los tiempos, de la tierra y los cielos nuevos. Todo era sabático en aquella escena.

Por ese mismo motivo, debió desagradarle el formalismo de los fariseos. Si «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado» es porque el descanso sabático se hizo para provocar que ocurriese precisamente eso que estaba ocurriendo: que el hombre tuviera la conciencia de hacer todo junto y por Dios, para que el trabajo no cayese nunca en un aburrido procedimiento sin sentido. «Así que el Hijo del hombre es señor también del sábado». Junto con Él todo trabajo tiene su descanso, porque no uno no se cansa si se desgasta con sentido. Y Él es el único sentido de cada esfuerzo humano.