El sábado está hecho para el hombre - Alfa y Omega

El sábado está hecho para el hombre

Sábado de la 22ª semana del tiempo ordinario / Evangelio: Lucas 6, 1-5

Carlos Pérez Laporta
Jesús con sus discípulos caminando por un campo de espigas. Ilsutración: DALL·E.

Evangelio: Lucas 6, 1-5

Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.

Unos fariseos dijeron:

«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».

Respondiendo Jesús, les dijo:

«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?

Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».

Y les decía:

«El Hijo del hombre es señor del sábado».

Comentario

Jesús rebate con facilidad el rigorismo de los que le preguntan: ya hay en la Escritura casos en los que la necesidad humana pasa por encima de la prohibición religiosa, y eso sin menoscabo del valor absoluto de la voluntad divina. El rey David también comió del pan reservado al templo cuando tuvo la necesidad. El sábado tiene la finalidad ensalzar al hombre, cuyo trabajo descansa en Dios, y no de aplastarle con su prohibición. El sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado, como explicita el evangelio de Marcos.

Pero la frase con la que culmina Jesús en este Evangelio excede ese sentido: «El Hijo del hombre es el Señor del sábado». ¿Por qué dice Jesús esto? Ya ha vencido a sus detractores; pero Él no ha venido aquí a ganar batallas dialécticas, sino a desvelar el divino amor. Jesús no se queda en las categorías jurídicas de la discusión. Para Él hablar del sábado significa hablar del descanso divino. Jesús no tiene solo una noción teológica basada en el texto del génesis. Conoce personalmente descanso de Dios en el sexto día de la creación. Jesús experimenta cómo el Padre descansa en Él. Jesús presiente cómo el Padre hace descansar toda la creación, toda la historia del mundo sobre él.

Porque Dios, que no necesitaba inquietarse por nada, decidió al crear el mundo y el hombre vivir inquieto hasta que el destino se cumpliese. Porque Dios, al que nunca le faltaron las fuerzas ni las razones para actuar decidió descansar en el Hijo del Hombre, en Jesús, su Hijo hecho hombre. Jesús sabe y experimenta cómo el Padre descansa eternamente su deseo de salvar al hombre en el sábado santo, en el día en que su Hijo salvó al hombre. El sábado santo el Amor descansó en el Hijo del hombre. Por eso, el Hijo del hombre es el Señor del sábado.