El reto de la nueva evangelización
Siguiendo las indicaciones del Papa para la celebración del Año de la fe, la Iglesia en España está preparando distintas iniciativas para redescubrir la belleza de nuestro Credo y abrirlo a los más alejados. Conversión y anuncio son las dos claves sobre las que van a girar este curso las actividades de diócesis, parroquias, movimientos, asociaciones…; todo, para que Dios vuelva a resonar sobre los cielos de Europa
A sólo unos semanas del inicio del Año de la fe, convocado por el Papa, son ya numerosas las iniciativas pastorales en España para dar un nuevo impulso a la misión evangelizadora de la Iglesia. La archidiócesis de Madrid, por ejemplo, se ha embarcado en la celebración de la Misión Madrid, una iniciativa apostólica que dará comienzo de manera inminente: se presentará en rueda de prensa el próximo martes, 11 de septiembre, y se iniciará con una peregrinación diocesana a Fátima, de marcado acento penitencial y de conversión. Tendrá lugar del 28 al 30 de septiembre, y por la tarde de ese mismo domingo se celebrará la apertura de la Misión Madrid, en la catedral de la Almudena, a las 19 horas.
Don Ángel Matesanz, vicario episcopal de Madrid, afirma que el objetivo de la Misión es «ayudarnos a hacer más firme nuestra fe y más contagiosa. Queremos fortalecer nuestra fe en Jesucristo y compartirla con nuestros amigos y vecinos». Ésta es una iniciativa evangelizadora que quiere implicar a todos los fieles madrileños: mayores, jóvenes y niños, sacerdotes y religiosos, casados y solteros… «Se trata de vivir nuestra fe con más hondura, sinceridad, entusiasmo… y compartirla —señala don Ángel—. Debemos tomar conciencia de lo que significa poner toda nuestra confianza en Dios, y la alegría que nos da. Vamos a trabajar para conocer mejor los contenidos de nuestra fe». Todas las propuestas de esta Misión están orientadas en la misma dirección: «fortalecer nuestro conocimiento y adhesión a Cristo, para hacernos entusiastas servidores y testigos de la Verdad, que es Él mismo», confirma.
Durante la Misión Madrid habrá un tiempo para las acciones misioneras extraordinarias, que constituirán el termómetro de la misión; serán propuestas por un Grupo de trabajo y contarán con el apoyo de una Escuela de evangelización que capacite para la misión en el día a día. «Así, todo el que quiera podrá recibir una formación concreta para hablar de la fe con sus vecinos y amigos al hilo de las cosas cotidianas de la vida; en realidad, todo fiel cristiano debería saber de esto», confirma don Ángel Matesanz.
De acuerdo con las indicaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para sacar provecho de la celebración del Año de la fe, al comenzar las actividades en cada arciprestazgo, se organizará un cursillo de catequistas. «Hay que cuidar las catequesis en nuestras parroquias, para que los niños y los jóvenes hagan una buena experiencia de la fe de la Iglesia, se inicien verdaderamente en la vida cristiana, sin conformarse con unas pocas nociones de doctrina y moral», explica el Vicario episcopal de Madrid. Junto a ello, se va a proponer un recorrido por el Catecismo de la Iglesia católica, con la ayuda del YouCat o del Compendio. «No se trata de un repaso meramente intelectual —señala don Ángel—, sino de mostrar cómo lo que se confiesa en el Credo me da luz y me aclara quién soy yo, qué sentido tiene lo que me pasa, cuál es mi destino, etc. Se trata de una lectura creyente de la vida, como hijos de Dios que somos. Hay que evitar reducir el cristianismo a una moral; en eso nos jugamos mucho».

Otras acciones reseñables son un congreso de profesores de colegios, que tendrá lugar a principios de marzo, y que se verá acompañado de la misión en los centros de enseñanza. En el ámbito de la universidad, el espíritu de la Misión inspirará las actividades ordinarias y suscitará otras nuevas: Cáritas universitaria, foro virtual de profesores, diferentes Jornadas culturales. En torno a Pentecostés, se impartirá el sacramento de la Confirmación a un grupo numeroso de jóvenes.
También la Universidad Eclesiástica San Dámaso tendrá una labor importante en la Misión Madrid, promoviendo la reflexión sobre el Concilio Vaticano II y sobre san Juan de Ávila. Misión Madrid se configura también como misión cultural, e incluirá conferencias los últimos jueves de mes, en un formato de diálogo similar al del Atrio de los gentiles.
Todo el mundo está implicado
Otra de las diócesis que va a alentar el impulso misionero va a ser la diócesis de Getafe, que durante los próximos cuatro años va a llevar a cabo su Gran Misión Diocesana: Llenos de amor por el hombre, con la antorcha de Cristo en la mano. Don Francisco Armenteros, Canciller Secretario y Delegado de Medios de Comunicación de la diócesis de Getafe, señala que «la intención es aprovechar el Año de la fe, dentro de la nueva evangelización en la que está embarcada la Iglesia, coincidiendo además con el 25 aniversario de la creación de la diócesis, que se cumple dentro de cuatro años». Por ello, los próximos tres años estarán dedicados especialmente a la fe, la esperanza y la caridad, y se van a subrayar tres sacramentos concretos para una buena formación de los fieles: Bautismo, Penitencia y Eucaristía. «Todo culminará con un cuarto año orientado especialmente a la misión -afirma don Francisco Armenteros-, para lo cual realizaremos un gran envío misionero, aprovechando la experiencia de la JMJ y de otras acciones específicas de nuestra diócesis, como fue la Misión Joven, el Año mariano diocesano y las muchas peregrinaciones a Guadalupe y las Javieradas. En esta misión, el obispo ha pedido la colaboración de todos: sacerdotes, religiosos y laicos. Todo el mundo está implicado».
Casa por casa
En la diócesis de Osma-Soria ya ha sido inaugurada la Misión Despertar a la fe, una propuesta que, según el vicario general, don Gabriel Ángel Rodríguez, responde a «las grandes transformaciones culturales y sociales que no podemos vivir de manera pasiva, y menos aún replegados, sino pidiendo la gracia de un nuevo Pentecostés». Don Gabriel explica que la iniciativa se llevará a cabo en tres tiempos: habrá una primera fase de sensibilización, de oración y de encuentros para dar a conocer la evangelización; la segunda etapa estará orientada a la formación de evangelizadores, que comenzarán a visitar a las familias casa por casa; y en la tercera tendrá lugar un diálogo abierto sobre los fundamentos de la fe, con sesiones que se llevarán a cabo por grupos en casas particulares, y una gran asamblea conclusiva para valorar los frutos de la Misión.
Otra de las diócesis que ya ha dado su respuesta a la convocatoria del Papa es la de Cuenca, que ha creado una comisión para el Año de la fe y ha diseñado una gran Misión Diocesana de Evangelización, de noviembre de 2012 a septiembre de 2013. La llevarán a cabo laicos, sacerdotes y consagrados, que propondrán a matrimonios, jóvenes, niños y adultos diversos encuentros de oración. Todo para encontrarse, al final, con el Camino, la Verdad y la Vida.
Un cara a cara con Cristo
A pocas personas les sonarán los pueblos de Valentín, Aledo y Singla…, pero el Señor sí que conoce bien, uno por uno, a todos sus habitantes. Por eso, los seminaristas de la diócesis de Cartagena se han empeñado este verano en llevar la Buena Noticia de Jesucristo a estas pequeñas localidades de la región de Murcia. Porque la nueva evangelización es un proyecto ambicioso que ha de llegar a todos los rincones. Nadie puede quedar apartado de conocer a Dios ni de recuperar la amistad con Él. El Rector del Seminario, don Sebastián Chico, afirma que «esta misión es una respuesta a la propuesta de nueva evangelización que hace el Papa. Se trata de un acercamiento a la gente, desde los niños hasta los más ancianos».
En cada pueblo se establecieron siete seminaristas, que durante estos días realizaron varias actividades encaminadas a anunciar el Evangelio. Uno de ellos, Jesús Sánchez, lo describía así: «Vamos casa por casa, saludamos a las familias e invitamos a todos a las catequesis y actividades que organizamos según las edades, todo muy propositivo, mostrando la belleza del Evangelio».
Jesús confirma que, en realidad, el miedo que invade a un católico que se lanza a evangelizar no es más que un engaño del demonio: «Todos nos han recibido muy bien, los mayores y los jóvenes también. Te das cuenta de que todos están deseando encontrarse con personas que les hablen de Dios. El hambre de Dios está presente en todos».
Con los jóvenes, han organizado actividades deportivas y cine fórum, además de catequesis. Con los matrimonios, cenas en común y alguna película, como Prueba de fuego, que ha dado pie a interesantes debates; también les han ofrecido renovar sus promesas matrimoniales, y han celebrado la consagración de todas las familias del pueblo. Todo ello, con vistas a crear grupos después de la marcha de los seminaristas.
«Hemos venido a despertar una fe que a lo mejor estaba algo cansada», señala Jesús. Por eso, uno de los momentos más importantes de la misión ha sido la Vigilia de Adoración, para la que convocaron a todo el pueblo: «Lo que queríamomos ofrecer es un cara a cara con Jesucristo. Nosotros sólo somos instrumentos de Su gracia; nosotros pasamos, pero el que se queda es el Señor».
Hay que salir a la calle
La parroquia del Buen Suceso, en Madrid, lleva años programando actividades de evangelización. Es un buen ejemplo de cómo una parroquia pasa de la pastoral de la campana a la pastoral del timbre, en línea con las necesidades y con la realidad sociológica de nuestras ciudades, en las que hay que hacer un esfuerzo para llegar a aquellos vecinos que nunca pasan por la parroquia. El párroco, don Miguel Jimeno, afirma que «hay que despertar y espabilar; es necesario dejar los cuarteles de invierno, en los que nos hemos refugiado durante años porque hacía mucho frío fuera». Hace falta más. «Hay que salir a las calles a buscar a los alejados. Queremos llevar a la gente al Señor. Queremos ayudar al retorno de muchos que se marcharon de la Misa dominical y también ayudar a los que participan, para que su presencia suponga una fidelidad más auténtica, más activa y más audaz». Y así lo hacen en la parroquia: cada jueves, organizan una Adoración eucarística de marcado acento misionero. Después de un tiempo de oración y de unas palabras de don Miguel, los que se sienten llamados a evangelizar salen de dos en dos a hablar con la gente que está fuera, charlan un rato y los invitan a rezar. Y no se trata de algo puntual: cada quince días tienen una reunión para cambiar impresiones y evaluar cómo está yendo la misión. Los resultados son visibles; por ejemplo, uno de los chicos que abordaron los evangelizadores de la parroquia ha pedido el Bautismo, y otro de ellos ahora ha ingresado en el Seminario. También van casa por casa en el territorio de la parroquia, llevando un libro de los evangelios y una carta del párroco: una visita por la que la parroquia se pone al servicio de todos los vecinos del barrio.
Pero no todo queda en salir a hablar con los alejados. La dimensión evangelizadora articula todas las actividades de la parroquia. Don Miguel pone varios ejemplos: «un voluntariado muy fuerte, en el que vamos a ayudar al Cottolengo y a Don Orione»; y una especial dedicación a los sacramentos: «La misa de 8 del domingo es muy fuerte, porque viene mucha gente joven y se llena la iglesia; estamos cuatro curas confesando». Porque don Miguel no olvida lo esencial: «Hay que confesar, porque la confesión es un instrumento apostólico muy importante».