El retiro que sana el trauma del abuso
La Fundación Sunt Lacrimae, de la diócesis de Vic, trae a España el programa Del dolor a la gracia, que combina psicología y espiritualidad
La terapeuta Noemí Venegas Blanch estaba en 2018 trabajando en Londres con el programa From grief to grace (Del dolor a la gracia), cuyo tronco es un retiro para personas que han sufrido abusos sexuales y de otro tipo, cuando el Papa Francisco visitó Irlanda. Tras verlo pedir perdón por estos crímenes cometidos en el seno de la Iglesia sintió una llamada de Dios: traer a España este proyecto. Pidió cita con su obispo, Romà Casanova, de Vic, y se lo planteó. Este lo aceptó y lo bendijo. Dos años después se constituyó la Fundación Sunt Lacrimae —toma el nombre de un verso de Virgilio: «Hay lágrimas»—, que este año ya ha organizado su primer retiro en junio y está preparando el segundo, del 30 de octubre al 4 de noviembre. Abierto a todo tipo de supervivientes, incluso de otras religiones o no creyentes. «Es un retiro de sanación católico que combina la parte psicológica con la fe, enmarcando todo en el misterio pascual. Es una obra de Dios y veo que funciona por los cambios en los supervivientes. Por eso creí que debía estar en la Iglesia. ¿Cómo vamos a pedir a los supervivientes que vengan si no se abren puertas?», explica Venegas, directora de la fundación.
Aunque no puede desvelar los contenidos, sí reconoce que no es un retiro de silencio ni exclusivamente espiritual, sino que se aborda el trauma del abuso y sus consecuencias como la depresión, las adicciones o la disociación desde la psicología y la neurociencia. «Son cinco días en los que se conecta con la herida y el trauma para abordarlo desde otro lugar», añade, al tiempo que refiere que celebran los sacramentos, leen la Sagrada Escritura y tienen meditaciones.
Del retiro se desprenden, continúa la terapeuta, dos ramas más: el acompañamiento terapéutico y espiritual. Porque, añade, «el camino de sanación es muy largo». «Me gusta verlo como una propuesta de una vida». Eso sí, los que pasan por el retiro experimentan «un antes y un después». Así lo dicen los test que se hacen al inicio y al final del mismo y donde se puede comprobar cómo se rebajan los niveles de depresión y ansiedad.
En la primera edición pasaron por Del dolor a la gracia nueve «supervivientes», como los llama Noemí Venegas, de todas las edades —siempre mayores de edad— y de todos los contextos. Hay «mucho» abuso en contextos religiosos, pero «más» en la familia. En el primero el daño espiritual es evidente, aunque si hablamos de una familia creyente también hay que tenerlo en cuenta. «Un abuso provoca una crisis espiritual. Afecta a la intimidad de cada persona con Dios, pudiendo no llegar a sentir nada, ni su presencia ni su existencia. Que lleguen a nosotros es un milagro y que lo hagan con algo de fe es un supermilagro», explica.
Para llevar a buen puerto todo este trabajo, Noemí Venegas tiene a su disposición un equipo en el que hay profesionales de la salud mental, sacerdotes y voluntarios entrenados en este acompañamiento. «Queremos recoger esas lágrimas de un dolor atroz y silenciado y tras pasar por un camino de sanación convertirlas en gozo y alegría. Nuestra intervención busca recuperar la dignidad después del abuso y que la persona no vive porque se rompió, se la robaron», concluye.
El defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, afirmó el pasado martes en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum que va a pedir a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que haga aportaciones sobre casos, sobre la situación de congregaciones religiosas e incluso sobre los archivos, cuya apertura, dijo, es «el principal problema». «Claro que habrá que colaborar. Si no van a participar, voy a pedir a la Iglesia formas de colaboración muy concretas. Necesitamos la colaboración de toda la sociedad y espero que la CEE no se quede al margen de la sociedad», sostuvo.
También dejó claro que el trabajo de investigación que está realizando no es un juicio a la Iglesia.