En nuestro humilde barrio de Vallecas la fiebre futbolera se ha desbordado con el ascenso del Rayo Vallecano a Primera División, después de unos años de destierro. El lunes posterior a lograrlo me llamaron desde el equipo para informar de que deseaban hacer una ofrenda floral a la Virgen del Carmen, patrona de Puente de Vallecas. La historia del Rayo con la parroquia San Ramón Nonato y con la Virgen del Carmen se remonta a los orígenes del club. Había gran expectación en la parroquia. Se reunieron muchos aficionados, devotos y curiosos para ver a los jugadores, además de múltiples medios de comunicación. Preparé una sencilla oración con una lectura, un comentario piadoso, recordando a las madres de los jugadores, que estaban todas en el corazón de la Madre de Dios. Y llegó el turno de las peticiones. Subió don Raúl, el presidente del Rayo, que ha liderado el proyecto deportivo para conseguir este triunfo. Yo había escrito unas peticiones acerca de los jugadores, los niños de las categorías inferiores, la afición, etc. Leyó todas con soltura, pero añadió una petición espontáneamente. Seguramente nadie se dio cuenta porque la dijo con mucha naturalidad. Yo sí lo sabía porque las había redactado personalmente. Pidió por los familiares y amigos enfermos. Se me había escapado ese detalle. Me pareció muy humano y muy oportuno. Al terminar, entregaron un centro de flores a la Virgen y cantamos a María. Turno de fotos, y se fueron despidiendo. Al despedir al entrenador –Míchel, que es famoso en el barrio– le dije que rezaría por ellos, y me pidió que lo hiciera para que todos tuvieran salud y nadie se enfermara o tuviera lesiones. Cosa que de nuevo me llamó la atención. Yo pensaba que los futbolistas profesionales solo piensan en los éxitos y victorias, pero se ve que se preocupan especialmente por los enfermos. Enhorabuena al Rayo y su sensibilidad tan humana.