El Pontífice insta a tener «la valentía de deponer las armas» - Alfa y Omega

El Pontífice insta a tener «la valentía de deponer las armas»

Los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron «acontecimientos trágicos» que siguen siendo «una advertencia universal» contra «las devastaciones» causadas por los conflictos y las armas nucleares

Redacción
El Papa durante la audiencia del pasado miércoles.
El Papa durante la audiencia del pasado miércoles. Foto: CNS / Lola Gómez.

Al término de la audiencia general de este miércoles, 6 de agosto, día que se conmemora el 80 aniversario de los bombardeos atómicos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el Papa ha recordado que fueron «acontecimientos trágicos» que siguen siendo «una advertencia universal» contra «las devastaciones» causadas por los conflictos y las armas nucleares. En un mundo marcado por tensiones y guerras, ha pedido que se pueda redescubrir la justicia y se renueve la «confianza en la fraternidad».

«Deseo asegurar mis oraciones», ha añadido el Pontífice, «por todos aquellos que han sufrido las consecuencias físicas, psicológicas y sociales» del ataque. «A pesar del paso de los años, estos trágicos acontecimientos constituyen una advertencia universal contra la devastación causada por las guerras y, en particular, por las armas nucleares».

Estas palabras se hacen eco de las contenidas en el mensaje enviado a Alexis Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima, en el que León XIV ha instado a tener «la valentía de deponer las armas», especialmente «las capaces de causar catástrofes indecibles».

En un contexto internacional «marcado por fuertes tensiones y conflictos sangrientos», el Papa ha renovado su llamamiento a superar la lógica de la disuasión nuclear: «Espero que, en el mundo contemporáneo, la seguridad ilusoria basada en la amenaza de la destrucción mutua ceda el paso a los instrumentos de la justicia, a la práctica del diálogo y a la confianza en la fraternidad».

El secreto de la preparación

Durante la audiencia general, el Papa León ha reflexionado sobre la palabra «preparar», que «parece sencilla, pero encierra un precioso secreto de la vida cristiana»; que el amor verdadero «no es fruto del azar, sino de una elección consciente». El amor exige preparación.

Aunque Jesús ya había dispuesto todo para la Pascua en el Evangelio, pidió a los apóstoles que hicieran su parte. Esto, ha argumentado el Papa, nos enseña una lección esencial para nuestra vida espiritual: «La gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta».

El Papa ha recordado a los peregrinos en la plaza de San Pedro que nosotros también tenemos «una cena que preparar». Para ello, ha instado a eliminar de nuestras vidas aquello que nos impide avanzar y ha advertido contra la confusión entre los preparativos y las ilusiones o contra la creencia de que estar preparados significa estar engañados.

Nosotros también estamos llamados a «preparar la Pascua». Como ha recordado León XIV, esto no solo significa prepararse para la Misa, sino también para los momentos de nuestra vida cotidiana. Esto puede significar estar dispuestos a dar el primer paso, a escuchar más o a dejar de esperar a que los demás cambien. Así «descubriremos que estamos rodeados de signos, encuentros y palabras que nos guían hacia esa sala, espaciosa y ya preparada, en la que se celebra sin cesar el misterio de un amor infinito, que nos sostiene y siempre nos precede».