José Naranjo: «No entendemos bien la conexión entre nuestra vida y África» - Alfa y Omega

José Naranjo: «No entendemos bien la conexión entre nuestra vida y África»

El periodista canario, referencia en los medios españoles sobre información africana, habla de los estereotipos en la percepción pública del continente

Cristina Sánchez Aguilar
Naranjo durante una entrevista a una familia en Bargny, Senegal.
Naranjo durante una entrevista a una familia en Bargny, Senegal. Foto: Juan Luis Rod.

El V Encuentro de Periodistas África-España, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Unión Europea y Cooperación (MAUC) y Casa África, reunió los días 4 y 5 de diciembre en Madrid a profesionales de ambas orillas para analizar el impacto creciente de la desinformación y los estereotipos en la percepción pública de África. Participó José Naranjo Noble, periodista freelance que reside en Senegal desde el año 2011 y es colaborador habitual del El País. Además, colabora, entre otros medios, con la revista Mundo Negro, de la que es columnista, y la Radio y Televisión Canaria.

—En estas jornadas se ha rechazado esa imagen simplista de África como tierra de crisis, corrupción y conflictos. ¿Qué condicionantes hacen que se siga perpetuando?
—No creo que se haya rechazado, lo que se ha dicho es que África es mucho más que eso. No vamos a ser tan naíf de decir que en el continente todo va bien; es un territorio donde hay conflictos, problemas, altas tasas de pobreza. Pero si solo contamos esa parte, no estamos haciendo justicia. Los estereotipos, para mí, son como flotadores a los que te agarras cuando no sabes o cuando tienes un conocimiento un poco vago de algo. Y yo creo que con África nos pasa eso, que es un continente con el que vivimos la paradoja de ser el más próximo y a la vez un gran desconocido.

—Porque, además, es un continente casi inabarcable, con 54 territorios, un montón de lenguas, etnias, religiones y una historia convulsa.
—No lo estudiamos en la escuela como estudiamos en Europa; entonces, nos agarramos a hechos que parecen inmutables, como la guerra, cuando no lo son, porque África está en constante cambio y ahora está viviendo un periodo de especial efervescencia.

José Naranjo
Un momento de la presentación del periodista en la jornada. Foto cedida por José Naranjo.

—¿Los medios de comunicación contribuyen a crear estos lugares comunes?
—Pero no es solo un problema de los medios; creo que es un problema también de mirada de la sociedad en general, que tiene que ver con la historia difícil que ha tenido Europa con África, y con los miedos, no con la cabeza. Y también percibimos el continente con la literatura —El corazón de las tinieblas, Tarzán, Memoria de África—… Nosotros formamos parte de esa superestructura, y es difícil romperla porque no hay un interés general por descubrir. Y yo me pregunto por qué no hay interés, cuando realmente hay ya una mezcla real en España de poblaciones. Aunque, pongamos las cosas en su medida: si nosotros tuviéramos cámaras apuntando al aeropuerto todos los días, como las tenemos en las playas de Melilla y Ceuta, y en el mar de Canarias, veríamos que es mucho mayor la entrada de gente por aeropuerto que por vías marítimas irregulares. Con esto quiero decir que la inmigración africana es mucho menor que la de otras procedencias, pero es verdad que el rostro de Madrid, sin ir más lejos, ha cambiado.

—La información sobre África es una información residual en los medios. Lo poco que se publica, ¿se hace un poco por cuota, porque no queda otro remedio?
—Yo no utilizaría la palabra residual. Yo lo verbalizo siempre diciendo que la información sobre África está en la periferia del interés informativo, porque no hay interés. Pero no se ha acabado de entender bien la conexión entre nuestra vida y África, que la hay. No entender lo que está pasando en el Congo, con un conflicto que afecta a las minas de coltán, que es con lo que se fabrican los teléfonos móviles, es no entender la conexión.

O que lo que está pasando en el Sahel, en Mali, Níger y Burkina Faso, que tiene un impacto directo sobre las rutas migratorias que llegan a Canarias a través de Mauritania. O cómo la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que tiene consecuencias, por ejemplo, en las políticas arancelarias por parte de Estados Unidos, se está librando también en África. O las derivadas de la guerra entre Rusia y Ucrania, que también tienen impacto en el continente. Es decir, el mundo de hoy ya no es un mundo de compartimentos estancos.

Me gusta poner el ejemplo del ébola: yo viví la epidemia en el 2014. Estaba entonces en Sierra Leona y me di cuenta de que, hasta que no fallecieron los dos religiosos españoles, en España no hubo una reacción generalizada, pese a que veníamos contando desde hacía tiempo que estaban muriendo un montón de africanos. ¿Por qué? Por esa cercanía, por darte cuenta de que lo que estaba pasando allí tiene un impacto sobre tu vida.

José Naranjo
Foto cedida por José Naranjo.

—Hay una realidad aplastante: noticia que sacamos en nuestro semanario sobre algo del continente africano, noticia que no lee apenas nadie.
—Es un tema recurrente el por qué no se habla más y mejor sobre África. De hecho, hay órganos específicamente creados y diseñados para eso, para analizar y reflexionar sobre eso, y lo estamos haciendo. Como en estas jornadas o el congreso de Mérida de periodismo de migraciones. ¿Qué estamos haciendo? Ver cómo lo podemos hacer mejor. Aunque yo creo que la respuesta está también fuera de los medios: en el cine, en la literatura, en los documentales, en los libros, en los ensayos, en las escuelas. Los medios pueden aportar, pero tienen un rol limitado, porque cada vez ellos mismos tienen un rol más limitado. Tenemos que despojarnos ya de esa creencia de que nosotros marcamos agenda.

—Uno de sus principales ámbitos de información es el tema migratorio. Que no anda exento de estereotipos tampoco.
—Hay pocos hechos sociales importantes que tengan una gran presencia mediática que estén tan cargados de estereotipos, de medias verdades y de falsedades directamente. Yo creo que la narrativa sobre la migración está construida sobre un montón de imprecisiones; unas construidas de manera interesada, políticamente, y otras incluso bien intencionadas, pero falsas. Por ejemplo, la historia de las mafias. Se sobredimensiona porque hay un intento de criminalizar el hecho migratorio. Entonces, hacen falta criminales en una criminalización, claro, y de ahí las detenciones de los patrones de cayucos. Hay cientos de personas detenidas por llevar una embarcación. Pero si son gente que está viniendo, que conduce la embarcación… alguien la tiene que traer.

O cómo se desplaza del centro del debate el hecho de que vienen en cayucos y saltan las vallas porque no pueden hacerlo de otra manera. Y, si no entendemos eso, no entendemos nada. O que vienen aquí a delinquir; sabemos que no es una realidad, que claro que los hay que son delincuentes, pero como los hay españoles. O incluso, y esto es más polémico, que todos vienen huyendo del hambre de la guerra. Yo soy muy crítico también con eso porque vivo allí y en Senegal la gente no pasa hambre, no hay ninguna guerra y vienen un montón de senegaleses. La gente de Mali claro que huye de un conflicto, pero sobre todo de las consecuencias económicas del conflicto.

Entonces, esa narrativa probablemente sea la de los de buen corazón. Es decir, necesitamos una justificación para aceptar que vengan, como si el mero hecho del derecho a la movilidad no fuera suficiente. ¿Por qué no puede venir un tío que no tenga hambre ni venga huyendo de la guerra, como me he ido yo? Creo que está inyectado por todos los lados de mentiras y el papel de los medios, efectivamente, es acabar con esas mentiras.