El Patriarcado de Jerusalén condona a las familias sus deudas escolares por el Jubileo - Alfa y Omega

El Patriarcado de Jerusalén condona a las familias sus deudas escolares por el Jubileo

Pizzaballa reconoce que «una decisión no fácil de tomar» por el coste que supone para la Iglesia, pero espera que «las ayude a recuperar la esperanza»

Rodrigo Moreno Quicios
Pierbattista Pizzaballa visita una escuela católica
Pierbattista Pizzaballa visita una escuela católica. Foto: Patriarcado Latino de Jerusalén.

El Jubileo no puede limitarse «a una conversión especial del corazón, a un camino exclusivamente espiritual e interior». Debe ser también «una ocasión para promover y pedir justicia, equidad y, sobre todo, solidaridad». Con este mensaje, el Patriarcado latino de Jerusalén ha anunciado la condonación de todas las deudas que las familias mantenían con sus escuelas hasta el curso 2024-2025.

La decisión fue comunicada en una carta fechada el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y firmada por el cardenal Pierbattista Pizzaballa. Supone «una decisión no fácil de tomar, por los costes que conlleva», reconoce Pizzaballa en su misiva. Pero «creemos que es necesario dar este paso y, una vez más, confiar en Dios y en su providencia». Asimismo espera que esto «facilite la vida de nuestras numerosas familias en dificultades y las ayude a recuperar la confianza y la esperanza».

En su carta, el patriarca latino de Jerusalén recuerda que en el Jubileo bíblico la remisión de las deudas era un gesto central. También en el Nuevo Testamento aparece esta lógica de reconciliación: «Lo vemos en la parábola del Evangelio del siervo que pide perdón pero no sabe perdonar», recuerda Pizzaballa. Y subraya que este 2025 debe vivirse como «tiempo de conversión, penitencia, misericordia y perdón». Especialmente en este momento histórico marcado por «la guerra, la violencia y las muchas injusticias con las que tenemos que lidiar cada día y que pueden contaminar fácilmente nuestro corazón».

Haciendo de la necesidad virtud, concluye su carta señalando que «precisamente la dramática situación en la que vivimos nos permite ir a lo esencial de la vida en nuestra relación con Dios y en la vida del mundo».