El patriarca caldeo pide «proteger a la gente antes que a los pozos de petróleo»
Solo un proceso de reconciliación nacional permitirá a Irak salir de la crisis en la que está sumido; no solo la relacionada con el referéndum del Kurdistán y la toma de Kirkuk por las fuerzas del Gobierno. Lo afirma el patriarca Luis Rafael Sako
El máximo responsable de la Iglesia caldea, el patriarca de Babilonia Luis Rafael Sako, salió el miércoles al paso de la escalada en el conflicto entre el Gobierno central de Irak y la región autónoma del Kurdistán. En los últimos días, el Ejército iraquí, junto con milicias chiítas, se han hecho con el control de la ciudad de Kirkuk y sus alrededores, que se disputan Bagdad y Erbil (la capital kurda).
El patriarca Sako ha pedido que se afronte esta crisis desde el diálogo. «Los problemas del país –ha recordado– no son entre extraños de lugares lejanos sino entre hermanos y ciudadanos de la misma patria». Y son «el resultado de todo lo que ha ocurrido en Irak, de norte a sur, desde hace años».
El principal líder cristiano del país ha pedido que todas las partes estén dispuestas a ceder, para evitar el «riesgo de crear nuevos conflictos». En otras palabras, es necesario «proteger a la gente antes que a los pozos de petróleo». Aludía así al hecho de que las tensiones por Kirkuk se deben a su subsuelo rico en este codiciado líquido, así como al hecho de que una de las prioridades de las fuerzas gubernamentales al tomar la ciudad fue asegurarse el control de las instalaciones petrolíferas.
Reconciliación nacional
En este momento delicado, el patriarca pide una solución «integral y nacional», que pasa por un proceso de «reconciliación nacional», para facilitar la salida «de toda esta crisis, no solo de [la causada por] el referéndum». Su petición se concreta en una llamada «a los líderes de Irak, tanto del Gobierno central como de la región [del Kurdistán] a avanzar para rescatar [la unidad y colaboración] de los últimos años».
«Irak es responsabilidad de todos», prosigue monseñor Sako. «Debería iniciarse un diálogo valiente, sincero y civilizado para discutir todos los asuntos sobre la base de la constitución». El objetivo final es que Irak se convierta en «un país moderno con una sociedad civil fuerte bajo un control político consolidado» que permita reformar la economía, las políticas sociales y la cultura.