El Parlamento Europeo premia a los vecinos de Moya por su integración de los migrantes
«Moya no se ha limitado al asistencialismo. Se ha producido una integración real. Son parte de nuestra sociedad», asegura Melián Castellanos, vecino de la localidad y miembro del Secretariado de Migraciones
El Parlamento Europeo ha concedido un premio a los vecinos de un pequeño pueblo canario. Se trata de la Villa de Moya, que ha sido galardonado con uno de sus Premios Ciudadano Europeo 2021, por su acogida e integración de migrantes . El jurado ha destacado que la labor de los vecinos «da una expresión concreta a los valores consagrados en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y promueve una integración más cercana entre los ciudadanos, al tiempo que se facilita la cooperación transfronteriza y transnacional dentro de la Unión Europea». Los vecinos recibirán el premio en una ceremonia que tendrá lugar el 9 de noviembre de 2021.
«Es un auténtico orgullo. En realidad, es un reconocimiento a la solidaridad que siempre ha estado presente del municipio, no solo ahora con el aumento de la llegada de migrantes sino durante toda su historia», asegura Melián Castellanos, vecino de la localidad y miembro del Secretario de Migraciones de Canarias. «Es muy importante que en Europa, en el Parlamento Europeo, que es como el corazón del continente, se hable de Moya, porque creo que este ejemplo debería expandirse y contagiarse a toda España ante la realidad que estamos viviendo a día de hoy», añade.
Pero, ¿por qué Moya ha recibido este premio y por qué su ejemplo debería expandirse? Todo surgió en el último trimestre de 2019, cuando comienza a crecer el número de pateras que llegan a las islas Canarias. Entonces, «el Ayuntamiento de Moya, con el alcalde Raúl Alfonso a la cabeza, se puso inmediatamente a disposición del Gobierno de Canarias y del resto de administraciones para ceder los espacios con los que contaba el municipio», recuerda Castellanos.
Dicho y hecho. Se montó un dispositivo de acogida y llegaron los primeros migrantes al municipio. A partir de ahí «surgió un movimiento espontáneo en el que se implicó muchísima gente», asegura este abogado, experto en migraciones, que también ayuda altruistamente a los recién llegados con su proceso migratorio. «Todo el mundo se acercaba a ver, a conocer a los chicos, a prestarles la asistencia que necesitaran o simplemente a escucharles y darles un abrazo». Muchos agricultores, por ejemplo, «se acercaban al centro de acogida a llevarles alimentos que ellos mismos habían recogido».
De esta forma, se fue creando una red ciudadana que, además, «contó siempre con el respaldo del Ayuntamiento», agradece Melián. «Cuando los voluntarios llamábamos al alcalde porque necesitábamos cualquier cosa, fuera lo que fuera, la respuesta era siempre sí. Antes de terminar la frase, Raúl siempre decía: “sí, después ya veremos de qué manera lo podemos hacer, pero sí”». Así, los nuevos vecinos de la localidad «empezaron a poder ir a jugar al campo de fútbol municipal, incluso la gente empezó a llevarles en sus vehículos para que no tuvieran que ir andando al campo» o «si hacía falta un abrigo para alguno de los chicos, enseguida aparecían una veintena de ellos».
De ida y vuelta
Pero los migrantes no han sido los únicos beneficiados. «Ellos también nos han aportado muchísimo. Nos han enriquecido con sus tradiciones, con sus historias, con su cultura, con su generosidad…». Castellanos pone un ejemplo de esto último: «Es raro que haya alguno de estos chicos delante de una persona que esté cargando una caja y no se preste a ayudarle».
Por todo ello, Melián Castellanos habla de ellos como «parte de nuestra sociedad». Y ahí está «la clave del premio del Parlamento Europeo: Moya no se ha limitado al asistencialismo. Se ha producido una integración real. Estas personas son unos vecinos más de nuestro municipio».
Castellanos subraya por último «la implicación de la Iglesia. Es justo reconocer la labor que están haciendo las dos diócesis, tanto la de Canarias como la de Tenerife, ante la llegada de los migrantes».