«Me van a permitir que resalte del día de hoy algo que es, ante todo, una vivencia personal: visitar a Su Santidad. Para mí es uno de los momentos de sobrecogimiento, de emoción… Su Santidad tiene ese don de convertirse en un símbolo de la dignidad humana en última instancia. Y eso es lo que le da esa capacidad de conectar con personas, con hombres y mujeres de todas las culturas y de todas las edades, de todos los orígenes, y eso se ve y se percibe; he tenido el privilegio de tener una audiencia de más de veinte minutos». Así inició la ministra española de Asuntos Exteriores, doña Ana Palacio (foto de abajo, dando las gracias al Santo Padre, y arriba presidiendo la Delegación oficial española), la rueda de prensa tras su audiencia con el Papa y con el Secretario de Estado, cardenal Sodano.
Dentro de las relaciones bilaterales –añadió–, agradezco al Santo Padre su clarísima postura ante el terrorismo, que ha reiterado en muchísimas declaraciones, algunas de ellas muy recientes. Eso, desde España, es algo que no podía dejar de agradecer como ministra de Asuntos Exteriores, pero también como española, y creo que como ciudadana de ese mundo que queremos construir donde la lacra del terrorismo no exista.
La pastoral de los obispos vascos es un asunto que, desde el punto de vista de gobierno, afortunadamente ya ha quedado encauzado, pero sí he insistido en que, desde el punto de vista de la ciudadanía española, se produjo un desgarro íntimo, entre lo que son las enseñanzas de la Iglesia y una cuestión en la que los españoles, en su mayoría, tenemos las ideas muy claras: que no hay nada en el mismo nivel, en el mismo plano que el derecho a la vida; que no hay ninguna cuestión por importante, por legítima causa que sea, que se pueda poner como contrapeso al asesinato y al crimen. Eso lo he trasladado muy claramente, tanto al Santo Padre como en la visita de Estado.
Con Juan Pablo II también hablé del reto de la nueva investigación en materia de clonación, porque ahora hay una cita importante en Nueva York, donde se está debatiendo una convención de prohibición de la clonación.
Otro tercer ámbito que nos ha ocupado ha sido el de la Convención Europea. Para el Santo Padre, no sólo como polaco que es, que es uno de los Estados ahora candidatos y que será miembro muy pronto, sino también como símbolo de lo que fue la lucha contra el sojuzgamiento de todos esos países por el comunismo, el ver una Europa reunificada tiene una significación que transciende a la que puede tener para otros ciudadanos que hayan vivido experiencias distintas. En el Vaticano preocupa que, en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, no se incluyera ninguna referencia a la trascendencia.
Sobre las noticias de que el Papa volverá a Madrid en primavera, es una posibilidad que existe. No hemos entrado en ningún detalle. Estas cosas dependen de muchas circunstancias. Creo entender, aunque no hemos entrado en ningún detalle, que existe una voluntad de que se realice, pero esto luego tiene que contar con muchísimas circunstancias, que ahora no es el momento de entrar a valorarlas, porque entre otras cosas es imposible determinar ya esa visita. No lo he tratado con el Santo Padre, y en lo que ha sido la visita de Estado, tampoco. Sí ha habido una alusión, pero sin entrar en el detalle. La alusión tampoco se debe tomar como una referencia a compromiso de algún tipo».