El Papa vuelve a rezar el ángelus desde casa
Ha expresado su cercanía a las víctimas del atentado en Marawi (Filipinas), contra católicos que asistían a Misa
«Hoy tampoco podré leer todo. Estoy mejorando, pero todavía la voz no me da. Será monseñor Braida quien lea la catequesis», con estas palabras ha saludado Francisco desde Casa Santa Marta a los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro y a los que seguían el rezo del ángelus a través de otros medios. El Vaticano este sábado explicó que el Papa volvería a presidir la oración mariana desde casa «para evitar someterse a cambios de temperatura». El breve comunicado afirmaba que el Pontífice «no presenta fiebre y continúa con su terapia», sin especificar si sigue tomando antibióticos.
Ha sido de nuevo el sacerdote Paolo Braida quien ha leído la catequesis y los llamamientos del Papa. Entre estos, el más apremiante, a la paz en Tierra Santa: «En Israel y Palestina la situación es grave. Duele que se haya roto la tregua. Eso significa muerte, destrucción y miseria. Muchos rehenes han sido liberados, pero tantos todavía están en Gaza. Pensemos en ellos, en sus familias que habían visto una luz, una esperanza de abrazar a sus seres queridos. En Gaza hay mucho sufrimiento. Faltan los bienes de primera necesidad. Deseo que todos los que están implicados puedan encontrar pronto un nuevo acuerdo para un cese al fuego y soluciones distintas que no sean las armas, intentando recorrer caminos valientes de paz», ha implorado un domingo más el Pontífice.
También ha tenido unas palabras hacia las víctimas del ataque contra una Misa en la Universidad Estatal de Mindanao, en Marawi (Filipinas): «Deseo asegurar mis oraciones por las víctimas del atentado de esta mañana en Filipinas donde ha explotado una bomba durante la Misa. Me hago cercano a las familias y al pueblo de Mindanao que tanto ha sufrido».
El Papa ha señalado que, aunque no esté en Dubái, sigue muy de cerca lo que sucede en la COP28 y ha pedido que haya medidas políticas concretas para luchar contra el cambio climático más allá de «las estrecheces de los particularismos y los nacionalismos». Ha recordado además que este domingo es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad: «Acoger e incluir a quien vive esta condición hace a toda la sociedad ser más humana».
Preparar la casa del corazón
En la meditación de este primer domingo de Adviento, el Pontífice ha invitado a estar vigilantes. No con miedo, «como si un meteorito estuviera a punto de caer del cielo y nos amenazara con aplastarnos, si no nos apartamos a tiempo», sino vigilantes como quien espera a un ser querido. Por eso, ha invitado a preparar «con esmero la casa del corazón» a través de la oración y la caridad, «los dos preparativos que, por así decirlo, lo hacen sentirse cómodo».
«He aquí un hermoso programa para el Adviento: encontrar a Jesús que viene en cada hermano y hermana que nos necesita, y compartir con ellos lo que podamos: escucha, tiempo, ayuda concreta», ha resumido Francisco en la voz de Paolo Braida. Por último, ha animado a vivir este tiempo de espera «sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo».