El Papa subraya que los mártires de todas las confesiones cristianas presentan condiciones de «igualdad»
Francisco ha recibido a los miembros del dicasterio encargado de estudiar los expedientes de los futuros beatos y santos de la Iglesia que esta semana ha organizado un congreso con el título «No hay amor más grande. El martirio y la ofrenda de la vida»
Francisco ha impulsado la labor de la comisión de técnicos y expertos que desde julio opera al interno del Dicasterio de las Causas de los Santos para recoger la memoria de quienes, «también dentro de las otras confesiones cristianas», han renunciado a su vida para no traicionar al Señor.
«Son muchos, muchísimos, los mártires de otras confesiones», ha afirmado durante la audiencia que ha mantenido esta mañana con este organismo del Vaticano, encargado de estudiar los expedientes de los futuros beatos y santos de la Iglesia católica, que esta semana ha organizado un congreso con el título No hay amor más grande. El martirio y la ofrenda de la vida.
Precisamente en esa cita académica —que ha concluido este jueves— además de explorar los delitos de odio contra la fe cristiana en distintos ámbitos sociales y geográficos, también se ha estudiado el martirio en otras confesiones. Uno de sus ponentes fue el fundador de la comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, quien ya fue convocado por san Juan Pablo II para formar parte de una comisión de estudio del martirio en otras confesiones cristianas, similar a la actual, con motivo del Jubileo del año 2000.
Bajo este pretexto, el Pontífice se ha referido a los veinte coptos ortodoxos, asesinados por el autoproclamado Estado Islámico el 15 de febrero de 2015, que en junio del 2023 fueron inscritos en el Martirologio Romano.
«El martirio de aquellos buenos ortodoxos libios: murieron diciendo: “Jesús”», ha señalado. Adelantando posibles críticas, ha asegurado que alguno podría aducir: «Pero Padre, ¡eran ortodoxos!». «Eran cristianos. Son mártires y la Iglesia los venera como a sus propios mártires. Con el martirio llega la igualdad. Lo mismo ocurre en Uganda con los mártires anglicanos. Son mártires. Y la Iglesia los toma como mártires», ha explicado sin ambages. Por otro lado, ha recordado que para canonizar a un mártir «no hacen falta milagros» porque «basta el martirio».
Así se ha referido a los tres elementos que configuran el martirio. En primer lugar, quienes dan su vida «por no renegar de su fe» y ha incluido en este grupo a «un cristiano no bautizado, pero cristiano de corazón» sufriendo «una muerte violenta y prematura». El segundo elemento es que el asesinato ha de ser «perpetrado por un ejecutor, movido por el odio contra la fe u otra virtud ligada a ella». Y el tercer elemento es la «inesperada actitud de caridad, paciencia y mansedumbre, a imitación de Jesús crucificado» asumida por la víctima. «Lo que cambia, en las distintas épocas, no es el concepto de martirio, sino las formas concretas en que, en un contexto histórico determinado, tiene lugar», ha afirmado.
Por otro lado, haciendo un repaso histórico, el Pontífice ha manifestado que el sacrificio de la propia existencia aceptado en nombre de la fe era un acto tenido en «gran consideración» ya en la Antigüedad. Las tumbas de «quienes habían pagado en persona, con su propia vida, su amor a Cristo y a la Iglesia», ha indicado Francisco, se convirtieron en «lugares de culto y oración». Los creyentes se reunían «para estrechar los lazos de una fraternidad que, en Cristo resucitado, trasciende los límites de la muerte, por sangrienta y dolorosa que sea».
Finalmente, ha considerado que en el contexto actual sigue habiendo numerosos mártires, perseguidos que, impulsados por la fe en Dios, defienden «la justicia, la verdad, la paz, la dignidad de las personas». Lo que da la «certeza moral» a quienes estudian los diversos ejemplos de «martirio» no es, como recordaba el Venerable Pío XII, la «cantidad de indicios y pruebas» en sus singularidades, sino «la armonía de su conjunto», ha reforzado. Sin perder el humor, el Papa finalmente ha instado a estudiar los expedientes de los fieles mártires ahorrando costes y tiempo.