El Papa se reúne con un superviviente de un campo de concentración libio
Conocía de la historia de Bentolo a través de un sacerdote italiano que acompañó espiritualmente al joven por teléfono mientras era torturado en Libia
Bentolo huyó de su Camerún natal en 2020 para llegar hasta Europa y empezar desde cero una vida sin violencia. Como tantos otros compatriotas y migrantes africanos, en su viaje de la esperanza cayó en las redes de tráfico de personas que operan en Libia y que gestionan, al margen de cualquier tipo de control, auténticos campos de concentración y tortura. En uno de esos «centros de detención» conoció a otros migrantes subsaharianos que, como él, eran también cristianos. En estos lugares, los cristianos suelen llevarse la peor parte de las torturas y los maltratos por el mero hecho de serlo.
En el lecho de muerte con un sacerdote al teléfono
En esa situación, llegó a contactar con algunos activistas pro derechos humanos gracias a los teléfonos que los internos mantenían escondidos. Durante esas llamadas, entabló relación con un sacerdote italiano, Mattia Ferrari, capellán y miembro de la ONG de rescate en el Mediterráneo Mediterranea Saving Humans. El presbítero comenzó a acompañar espiritualmente por teléfono a Bentolo y a otros migrantes cristianos que eran objeto de privaciones y torturas. Hasta el punto de que, a petición de aquel, llegó a consolar en su lecho de muerte a Sami, uno de sus compañeros de penurias.
Bentolo consiguió embarcarse en una precaria nave rumbo a Italia. En medio del mar su cayuco fue socorrido por la ONG Sea Watch y todos sus ocupantes llegaron a Italia sanos y salvos. El sacerdote había perdido la pista de Bentolo y llegó a pensar que había muerto. Pero cuando este llegó al país transalpino, buscó al padre Ferrari. Ahora el joven camerunés vive en un centro de acogida y ha sido recibido por Francisco, quien conocía esta historia gracias del capellán de Mediterranea Saving Humans. Testigo del encuentro ha sido el periodista Nello Scavo, quien denuncia incansablemente a las mafias libias que, a su vez, le tienen amenazado de muerte por su labor de investigación. Lo relata para Avvenire.
El Papa quiso ver las imágenes
Bentolo acudió a Casa Santa Marta con el sacerdote y amigo espiritual durante su cautiverio, Mattia Ferrari; con el propio Scavo; y con otros activistas. «Estaba deseando conocerte. Tu gesto me conmovió», confesó Francisco al joven camerunés en referencia a su llamada al padre Ferrari para que consolara a Sami. El Papa le abrazó y Bentolo le aseguró que transmitiría su bendición a otros que, como él, siguen prisioneros en los campos libios. El Pontífice conversó con Bentolo y con sus acompañantes y lamentó la situación de tantos migrantes y refugiados que se ven atrapados entre Túnez y Libia, abandonados a su suerte en el desierto. Según relata Scavo para Avvenire, también pidió ver algunas de las terribles imágenes que documentan estos abusos.