El Papa se encuentra con la familia española con la que comparte apellido
«Ambas familias proceden de Italia, solo que la de Francisco emigró a Argentina y la nuestra a España», explica Carlos Vassallo
La familia Vassallo, de Madrid, siempre ha pensado que podrían tener algún tipo de parentesco con el Papa Francisco, cuya abuela responde al nombre de Rosa Vassallo, aunque todavía no han logrado bucear lo suficiente en el árbol genealógico para ver la conexión. «Compartimos apellido y ambas familias proceden de Italia, solo que una de ellas emigró a Argentina y la otra a España», explica Carlos Vassallo, que trabaja en el sector bancario y que no ha podido seguir la pista más allá de su bisabuelo, un pintor afincado en Chiclana.
En cualquier caso, la familia pensó que poner su apellido en una pancarta sería una buena manera de captar la atención del Santo Padre en la audiencia general a la que tenían pensado asistir para celebrar el cumpleaños de Varinia, la mujer de Carlos. «Cumplía 40 años y le quise regalar un viaje Roma, donde nunca habíamos estado. La idea era ir los dos solos, pero luego pensamos que debían venir también las niñas».
Dicho y hecho. En la parte de atrás de un trozo de papel de regalo escribieron «Familia Vassallo» y lo exhibieron en repetidas ocasiones durante la audiencia general del pasado 18 de enero. «La verdad es que cada vez que lo levantábamos, parecía que Francisco nos miraba y nos señalaba; pero claro, hay tanta gente que nunca sabes si te señala a ti o al de la fila de atrás», confiesa Carlos.
Sus sospechas se confirmaron cuando se acercaron a por ellos varios miembros de seguridad del Pontífice. El Papa había visto la pancarta y les quería saludar en persona, así que los sacaron de la zona destinada al público y les colocaron en primera fila a los pies de la escalinata del Aula Pablo VI, donde se celebra la catequesis durante los meses de invierno. «Nos quedamos alucinados».
Una gran cercanía
Un momento después, una vez que ya había acabado la audiencia general, Francisco se acercó a los Vassallo. «Pero no estéis tan serios», dijo el Papa a modo de saludo. Entonces, Carlos tomó la palabra, le explicó a Francisco quiénes eran y le entregó una imagen de la Virgen esculpida por su abuelo. Él la bendijo y se la entregó a uno de sus colaboradores.
Luego Varinia, que es catequista de la iglesia de San Antonio de las Cárcavas, le entregó los dibujos que los niños de catequesis habían preparado para el Santo Padre y también una carta que escribieron entre todos. «Varinia y mi hermana, que también vino al viaje, le dijeron, además, que rezaban mucho por él y el Papa, en tono de broma, les preguntó, “¿pero a favor o en contra?”».
Tras aquella experiencia, Carlos Vassallo cree que Francisco «tiene esa atracción que tenía san Juan Pablo II. Es una cercanía espectacular. De hecho, las niñas estaban sorprendidas. Como si estuvieran con su abuelo». Ahora la tarea que tienen por delante es reconstruir el árbol genealógico para ver si la familiaridad del encuentro se trataba solo de una sensación o si, efectivamente, se encontraban ante un miembro de su propia familia.