El Papa reza por la paz en entre las dos Coreas: «El futuro no se construye con la violencia de las armas»
Ha recibido a una delegación surcoreana que asiste a la instalación de una estatua de san Andrés Kim Taegon en la basílica de San Pedro
Día grande para la Iglesia de Corea del Sur en el Vaticano, donde se ha instalado una estatua de mármol del primer sacerdote nativo y primer mártir coreano, san Andrés Kim Taegon. La figura reposa en una de las enormes hornacinas de la fachada de la basílica, dentro ya de los muros vaticanos. La Iglesia en Corea del Sur ha celebrado estos meses el bicentenario del nacimiento del santo, unos fastos que culminan con este reconocimiento en Roma en el mismo día de la fecha del martirio de Kim Taegon, acaecido un 16 de septiembre de 1846, cuando solo tenía 25 años.
El Papa ha recibido de manos del presidente de los obispos surcoreanos, Mathias Ri Long-Hoon, una réplica de la figura que se ha colocado en el exterior de la basílica. Ha sido durante su encuentro con una nutrida delegación surcoreana que ha acompañado hasta el Vaticano a los obispos de la Conferencia Episcopal Coreana.
«No se puede seguir a Jesús sin abrazar su cruz»
En su discurso, Francisco ha evocado su visita a Corea del Sur del 2014. Entones tuvo la oportunidad de rezar en el santuario de Solmoe, donde se encuentra la casa en la que nació el santo. Ha asegurado que allí rezó especialmente por el país y por los jóvenes. El Papa viajó entonces para clausurar la VI Jornada de la Juventud Asiática, un encuentro que congregó a unos 50.000 jóvenes de una veintena de países del continente. Francisco ha elogiado el celo apostólico de Kim Taegon, del que habló en el mes de mayo durante su ciclo de catequesis sobre la evangelización.
«La Iglesia coreana recuerda que no se puede seguir a Jesús sin abrazar su cruz y que no nos podemos proclamar cristianos sin estar dispuestos a seguir hasta el final el camino del amor», ha dicho este sábado el Papa. También ha destacado la vivacidad de la Iglesia en el país en forma de vocaciones sacerdotales. Por eso, ha pedido a los obispos que envíen a sus sacerdotes en misión: «Por favor, echadlos, mandadlos a la misión», ha bromeado.
Kim Taegon, una profecía para la península coreana
Después ha hablado del ejemplo de Kim Taegon también como «apóstol de paz» en un tiempo en el que le tocó vivir las guerras del Opio. Pese a ser testigo de sus horrores, «logró ser semilla de paz para muchos demostrando su aspiración a encontrarse con todos y a dialogar con todos». «Es una profecía para la península coreana y para el mundo entero, es el estímulo para convertirse en compañeros de camino y testigos de la reconciliación, es un testimonio creíble de que el futuro no se construye con la fuerza violenta de las armas, sino con la fuerza mansa de la proximidad. Confiemos a san Andrés Kim Taegon el sueño de la paz en la península coreana, que siempre está en mis pensamientos y oraciones», ha destacado el Pontífice.
Por último, ha hecho una referencia a la próxima JMJ, que será en Seúl en 2027. Ha pedido a los pastores de la Iglesia surcoreana que cuiden especialmente a los jóvenes porque, pese a la gran labor pastoral que llevan a cabo, «muchos jóvenes se dejan seducir por los falsos mitos de la eficiencia y del consumismo y deslumbrar por la ilusión del hedonismo».
Una estatua de mármol toscano
Por la tarde se ha celebrado la memoria de este santo con una Misa en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro que ha presidido el prefecto del Dicasterio para el Clero, Lazaro Heung-Sik, cardenal surcoreano. A continuación, se ha procedido a la bendición de la figura colocada en una hornacina de la fachada de la basílica. El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica de San Pedro, ha bendecido la estatua realizada con mármol toscano por el escultor coreano Han Jin-Sub. La obra mide cuatro metros y pesa unas seis toneladas. El autor decidió representar al primer sacerdote y mártir de Corea con los brazos extendidos y el traje tradicional coreano.