El Papa recuerda a las religiosas asesinadas en Yemen en su catequesis sobre el martirio - Alfa y Omega

El Papa recuerda a las religiosas asesinadas en Yemen en su catequesis sobre el martirio

«Nos conmueve ver cómo el testimonio de sangre puede unir a personas de religiones diferentes», ha añadido Francisco durante la audiencia general

Fran Otero
Francisco, durante la catequesis de este miércoles. Foto: AFP / Filippo Monteforte.

Tras detenerse en la figura de san Pablo en las últimas catequesis, el Papa Francisco ha dirigido su mirada este miércoles durante la audiencia general a los hombres y mujeres que han dado la vida por la fe, que han seguido la estela de Esteban, el primer mártir.

Pero, ha recordado el Pontífice, el martirio no es cosa del pasado. De hecho, ha insistido en que la mayoría de los mártires no se encuentran en los primeros siglos, sino en la actualidad. Testigos que «muestran que todo cristiano está llamado al testimonio de vida, también cuando no llega al derramamiento de sangre, haciendo de sí mismo un don a Dios y a los hermanos».

Y entre estos mártires actuales, el Papa ha citado a los que dan su vida por los más vulnerables —ancianos, enfermos y personas con discapacidad— en Yemen, donde la guerra no se detiene desde marzo de 2015. Ha citado, en concreto, el testimonio de las misioneras de la Caridad: sor Aletta, sor Zelia y sor Michael, asesinadas en 1998, y sor Anselm, sor Marguerite, sor Reginette y sor Judith, en marzo de 2016.

Estas últimas perdieron la vida junto a laicos, algunos musulmanes, que las ayudaban: «Nos conmueve ver cómo el testimonio de sangre puede unir personas de religiones diferentes. No se debe asesinar nunca en nombre de Dios, porque para Él somos todos hermanos y hermanas. Pero juntos se puede dar la vida por los otros».

Con todo, Francisco ha subrayado que los mártires «no deben ser vistos como héroes que han actuado individualmente, como flores que han brotado en un desierto, sino como frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la Iglesia».

También ha dicho que estos, imitando a Jesús y con su gracia, «convierten la violencia de quien rechaza el anuncio en una ocasión suprema de amor, que llega hasta el perdón de los propios verdugos».