El Papa reconoce a la Iglesia de las zonas de misión con más espinas
Con el consistorio del próximo 8 de diciembre, el Papa refuerza la presencia asiática en el colegio cardenalicio, por ejemplo con el único obispo latino de Irán. También vuelve a elegir a un ucraniano
Pablo VI estableció que el número de cardenales con capacidad de voto en un eventual cónclave, es decir, los menores de 80 años, no debía superar los 120. Un principio al que se han ceñido todos sus predecesores, pero que para Francisco no es sagrado. Con los 21 cardenales que el Papa creará el 8 de diciembre, el colegio cardenalicio pasará a estar formado por 141 electores.
El Pontífice —que tiene predilección por las periferias geográficas— regresó a mediados de septiembre del viaje más largo de su pontificado, al sudeste asiático y Oceanía, y ha querido reforzar la presencia de cardenales provenientes de esta zona geográfica. Es el caso del arzobispo de Tokio (Japón), Tarcisio Isao Kikuchi, quien está a los mandos desde mayo de 2023 de Caritas Internationalis; de Paskalis Bruno Syukur, que será un estímulo para la Iglesia en Indonesia; del indio George Jacob Koovakad, organizador de los viajes papales, y del obispo de Caloocan (Filipinas), Pablo Virgilio Siongco David, una voz destacada en la lucha contra la violencia y la pobreza en su país.
Australia vuelve a tener un cardenal de una forma un tanto curiosa: el ucraniano Mykola Bychok es, desde Melbourne, el pastor de la Iglesia grecocatólica ucraniana para sus fieles en Australia, Nueva Zelanda y Oceanía. Con 44 años se convertirá en el miembro más joven del colegio cardenalicio. Señala a Alfa y Omega que su designación pone el foco en su país de origen, Ucrania, donde se está cometiendo un «genocidio» y en la lucha «por la libertad y la independencia frente a Rusia». «Será una gran oportunidad», resume. Del mismo modo, pone en valor que es «muy importante» que el Papa tenga cerca figuras en representación de las Iglesias orientales. Aunque «somos una sola Iglesia», matiza a este respecto.
Pero más allá de su proveniencia, con este décimo “consistorio”, el Papa ha querido poner el foco en perfiles de suma valía, que a menudo trabajan en contextos geopolíticos y religiosos difíciles, como el belga Dominique Joseph Mathieu de Teherán (Irán) que hace tres años fue nombrado arzobispo de la única circunscripción católica de rito latino en el país. Este pastor de una ínfima minoría de cristianos en un territorio de mayoría de musulmana dice que el Papa ha querido dar una «señal de cercanía» hacia su comunidad, además de hacer «una fuerte invitación a la paz y al diálogo interreligioso en una región en la que este siempre ha sido delicado».
El francés Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel, que lleva 22 años en Argelia, encarna por su parte el rostro del diálogo interreligioso de la fraternidad, un concepto que «no puede decretarse, debe vivirse». Ha recibido su nombramiento como una «suerte de reconocimiento a la pequeña, pero vibrante presencia católica» en el país. «Muchos argelinos simplemente no saben que existe una Iglesia y que hay cristianos. Pero a otros les gusta su forma de ser», explica. Vesco también es conocido por sus posturas pastorales abiertas, en concreto, respecto a los divorciados vueltos a casar.
De todos los continentes
El Papa ha elegido a siete nuevos cardenales europeos: el nuncio Angelo Acerbi, un veterano en las cuestiones diplomáticas que, a sus 99 años, es también el más anciano de los purpurados; el arzobispo de Belgrado (Serbia), Ladislav Nemet, la voz de la región balcánica en el colegio cardenalicio y quien ocupa el número dos en el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CC. EE.); el arzobispo de Turín (Italia), Roberto Repole, una de las figuras más destacadas en la llamada teología de la sinodalidad; el nuevo vicario de la diócesis de Roma, Baldassare Reina; el lituano Rolandas Makrickas, arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor; el sacerdote Fabio Baggio, que supervisa las iniciativas del Vaticano de ayuda a migrantes y el teólogo dominico londinense Timothy Radcliffe, que es conocido por el tono humorístico y la parresía con los que ha guiado los retiros espirituales del Sínodo. Los tres últimos son caras conocidas de la Curia romana.
Entre los nuevos cardenales también hay cinco arzobispos latinoamericanos como Carlos Gustavo Castillo, de Lima (Perú); Luis Gerardo Cabrera, de Guayaquil (Ecuador) y Fernando Chomali, de Santiago de Chile, especialista en cuestiones de bioética y uno de los obispos chilenos más comprometidos contra la plaga de los abusos sexuales. También el primado argentino, Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, y Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre, que preside la Conferencia Episcopal de Brasil (CEB) y el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM). De Norteamérica hará cardenal solo al arzobispo de Toronto, Francis Leo. De África, al arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil), Ignace Bessi.