El Papa quiere viajar al Líbano, pero esperará a que se forme Gobierno
«A la Santa Sede le preocupa fuertemente el colapso del país», ha afirmado el secretario para las Relaciones con los Estados al presentar la Jornada de oración y reflexión por el Líbano del 1 de julio
Después de conseguir viajar a Irak en marzo del año pasado, el Papa Francisco tiene entre los puestos más altos de su lista de próximos destinos el Líbano. Lo confesó en el avión de regreso desde este país a Roma, el 8 de marzo. Y este viernes Paul Richard Gallagher, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, ha explicado que la visita podría tener lugar a finales de este año o, más probablemente, a comienzos de 2022. Sin embargo, la condición fundamental para que esto ocurra es que para entonces se haya producido ya «la formación definitiva de un Gobierno con el que interactuar».
El número dos de la Secretaría de Estado ha hecho este anuncio durante la rueda de prensa de la Jornada de oración y reflexión por el Líbano, que tendrá lugar en el Vaticano el próximo 1 de julio. Durante la misma, el Santo Padre celebrará Misa y compartirá tres momentos de encuentro a puerta cerrada con el nuncio apostólico en el país, Joseph Spiteri; y con diez representantes de las distintas iglesias católicas, ortodoxas y evangélicas presentes en el país. Entre ellos estará el patriarca maronita, Bechara Boutros Raï; el sirocatólico, Ignace Youssef III Younan; el melkita, Youssef Absi; el obispo caldeo, Michel Kassarj, y el vicario apostólico latino César Essayan.
Gallagher ha explicado además que este encuentro es uno más de una serie de citas que Francisco ha ido convocando en la Santa Sede para acompañar situaciones de emergencia en Siria (2013), Tierra Santa (2014) y Sudán del Sur (2019). «A la Santa Sede le preocupa fuertemente el colapso del país, que golpea de forma particular a la comunidad cristiana». Además del «impasse político» desde la dimisión del Gobierno en agosto pasado, está «la fuerte emigración de jóvenes».
¿Y Hong Kong?
Este fenómeno «amenaza con destruir el equilibrio» y diezmar la presencia cristiana en Oriente Medio. El país de los cedros, ha añadido, es el «último baluarte de la democracia árabe». Necesita ayuda para «mantener su identidad única, también para asegurar un Oriente Medio plural, tolerante y diverso».
Durante la rueda de prensa, una anécdota ha subrayado la necesidad de la jornada convocada por el Papa. Un corresponsal de la agencia oficial libanesa, conmovido, ha dado las gracias a la Santa Sede porque «es la única que ayuda al Líbano sin intereses». Gallagher ha respondido confesando que «no ha habido nadie que haya pasado hasta ahora por la Secretaría de Estado al que no hayamos dirigido una palabra a favor del Líbano. Es casi un hábito. Les preguntamos: “¿Qué podéis hacer vosotros en estas circunstancias difíciles y trágicas?”».
Preguntado sobre la creciente represión de las libertades en Hong Kong, el secretario para las Relaciones con los Estados ha respondido que «obviamente es un objeto de interés». Pero se diferencia del Líbano porque este «es un lugar donde pensamos que podemos contribuir», y en la antigua colonia británica «no vemos esta posibilidad». Las declaraciones del Vaticano serían «apreciadas por la prensa internacional y en muchos países, pero yo y muchos de mis colegas no estamos convencidos de que marcaran ninguna diferencia».