«El Papa quiere viajar a China, pero de momento no se dan las condiciones», dice Parolin - Alfa y Omega

«El Papa quiere viajar a China, pero de momento no se dan las condiciones», dice Parolin

El secretario de estado del Vaticano presentó este jueves un libro en la universidad urbaniana dedicado al cardenal Costantini, primer delegado apostólico en el país asiático, que encarnó un puente de diálogo entre Oriente y Occidente

Victoria Isabel Cardiel C.
El Papa Francisco pasa junto a unos peregrinos chinos en la Plaza de San Pedro del Vaticano durante la audiencia general del pasado 19 de junio
El Papa Francisco pasa junto a unos peregrinos chinos en la Plaza de San Pedro del Vaticano durante la audiencia general del pasado 19 de junio. Foto: Reuters / Guglielmo Mangiapane.

A mediados de octubre China y el Vaticano prorrogarán por otros dos años el acuerdo rubricado por primera vez en 2018 para el nombramiento de obispos de mutuo acuerdo. Un pacto tildado de histórico que trata de encauzar los lazos entre la república popular y la Santa Sede, rotos en 1951 después de que Pekín ordenara la expulsión del nuncio vaticano y de los misioneros católicos. La renovación del acuerdo era un secreto a voces, pero fue confirmada este jueves ante la prensa por el secretario de estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, en los márgenes de la presentación del libro Il Cardinale Celso Costantini e la Cina – Costruttore di un ponte tra Oriente e Occidente (El cardenal Celso Costantini y China – Constructor de un puente entre Oriente y Occidente) editado por el historiador Bruno Fabio Pighin y publicado por Marcianum Press en la Pontificia Universidad Urbaniana.

«Estamos tratando de encontrar los mejores procedimientos también para la aplicación del Acuerdo firmado en su día y que se renovará a finales de este año. Esperamos que este camino conduzca a conclusiones positivas», aseguró Parolin, según ha reportado Vatican News. Además el alto diplomático ha enfatizado el deseo de Francisco de poder visitar algún día el «gran y noble» país asiático. De momento, se trata de un objetivo lejano, pero «si hubiera una apertura por parte de los chinos, el Papa viajaría inmediatamente» a China. De hecho, Parolin respondió con cautela: «Ciertamente el Pontífice está dispuesto a ir a China, de hecho quiere ir a China. No me parece que hasta ahora se den las condiciones para que este deseo del Papa se haga realidad».

Parolin evocó la figura del primer delegado apostólico en China que sentó las bases de un diálogo del que uno de los frutos, después de décadas, puede considerarse precisamente la firma del acuerdo de China con la Santa Sede para los nombramientos episcopales que ya ha sido renovado dos veces en 2020 y 2022. «El Papa —comentó Parolin— siente un gran aprecio y no pierde ocasión de expresarlo hacia el pueblo chino y la nación china. Tal vez porque es jesuita, por lo que tiene toda la herencia del pasado. Ciertamente todos estos son pasos que ayudan a entenderse cada vez más, a acercarse cada vez más, esperemos que este camino pueda llevar a una conclusión positiva».

Parolin reiteró su amor por China en su discurso: «Amamos y admiramos a China, a su pueblo, su cultura, sus tradiciones, el esfuerzo que está haciendo actualmente…». «Realmente China está cerca de nuestro corazón, está cerca del corazón del Papa Francisco y de sus colaboradores», agregó.

Parolin trazó un retrato de Costantini, recordando anécdotas como cuando el delegado apostólico solicitó a Pío XII en 1946 que se incluyera el nombre de un obispo chino en el Consistorio para 32 nuevos cardenales, entre los que también figuraba el suyo. También elogió los esfuerzos y sacrificios del cardenal Costantini para «difundir la luz del Evangelio en China» y, sobre todo, para promover una Iglesia «inculturada».

Fue él quien insistió en un Concilium Sinense en Shanghai en 1924, que fue una inspiración profética para el Concilio Vaticano II y que sentó las bases de una Iglesia china que llegó a estar formada por 23 obispos en 1963, a pesar de la oposición de muchos institutos misioneros de China.

Parolin destacó así el «método Costantini» que ha germinado sus frutos en las relaciones entre la Santa Sede y el mayor Estado de Asia y que continúa siendo «la dirección seguida también por el Papa Francisco».

Un horizonte que plantó sus semillas en la Carta de Benedicto XVI a los católicos chinos de 2007 y se concretó con el acuerdo provisional firmado en Pekín en 2018 para los nombramientos de obispos. «El título de provisional —subrayó Parolin— indica que se trata de un punto de partida. Confirmada dos veces en los últimos años, ha encontrado una importante aplicación en casos concretos».

«Los desarrollos positivos registrados hasta ahora nos dan la esperanza de que seguirán más y mayores», añadió Parolin. «Tras el acuerdo, todos los obispos del país de Confucio están en plena comunión con la Iglesia de Pedro», agregó. De ahí el deseo de Parolin de que continúe «el diálogo y el proceso iniciado por los católicos chinos para favorecer una mayor concordia bajo la guía de sus pastores, en plena comunión con el Papa que tantas pruebas ha dado de su amor por ese gran pueblo».

La presentación del libro de Constantini tuvo lugar tan solo un mes después de la conferencia de alto perfil organizada en Roma por la Pontificia Universidad Urbana en colaboración con el Vaticano con motivo del centenario del Concilio de Shanghai, a la que también asistieron varios miembros de la Asociación Patriótica Católica China (CPCA), entre ellos su secretario general Tao Lizhu, y su presidente, el obispo de Shanghai Joseph Shen Bin.

Shen Bin fue nombrado sin la autorización del Papa, un gesto unilateral de China que contravino los términos del acuerdo sobre nombramientos episcopales. Sin embargo, Francisco en julio de 2023 aceptó el nombramiento.

Durante esa conferencia, titulada 100 años del Concilium Sinense: entre la historia y el presente, se proyectó un videomensaje del Papa Francisco, mientras altos cargos vaticanos como Parolin y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, proprefecto del Dicasterio vaticano para la Evangelización, afirmaron que la Iglesia no supone una amenaza para la soberanía de China y reconocieron que los misioneros extranjeros cometieron «errores» en el pasado en la evangelización, al tiempo que subrayaron la importancia de la unidad con Roma.