El Papa podría volver a reunirse con Cirilo en Finlandia
En la rueda de prensa durante el vuelo de regreso desde Grecia, Francisco ha criticado como «un anacronismo» la petición de la Comisión Europea de no felicitar la Navidad
El Papa Francisco ha anunciado este lunes que tiene prevista «en el horizonte, y no lejos», una reunión con el patriarca ruso Cirilo, lo que se entiende como un acercamiento más a su posible viaje a Rusia. Así lo ha confirmado en la rueda de prensa de regreso del viaje a Chipre y Grecia. «Viene la próxima semana al Vaticano Hilarion», responsable de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, «para concordar un próximo encuentro», ha adelantado.
Francisco ha apuntado que el escenario del encuentro podría ser Finlandia, aprovechando una visita del patriarca. La posibilidad de un viaje del Obispo de Roma a Rusia siempre se ha considerado problemática. Por eso, el histórico encuentro de febrero de 2016 se celebró en La Habana (Cuba). En cualquier caso, ha matizado el Santo Padre, «estoy dispuesto a ir a Moscú, a donde sea, porque para dialogar con un hermano no hacen falta protocolos».
Ha explicado además que las disculpas que pidió ante el arzobispo Jerónimo, cabeza de la Iglesia ortodoxa griega, se referían «sobre todo» a las divisiones «que nosotros hemos provocado, los católicos». También al hecho de que cuando Grecia luchaba por su independencia (de la que se celebran 200 años) «una parte de los católicos» fuera del país «se pusieron del lado de los gobiernos europeos para impedirla», mientras los católicos del país defendían ser independientes.
En relación con el ecumenismo más en general, ha subrayado que en ocasiones «es bueno ver a los hermanos discutiendo», porque es señal de que «pertenecen a la misma madre, la Madre Iglesia». En este contexto, «nos decimos las cosas a la cara, pero como hermanos».
Los ideales de Europa
Francisco también ha respondido a una pregunta sobre la filtración la semana pasada de un documento interno de la Comisión Europea que llamaba a no felicitar la Navidad ni hacer referencias en este contexto a «Jesús, María o José». La petición se retiró unos días después. «Es un anacronismo», que remite a lo que «en la historia muchas dictaduras han intentado hacer», empezando por Napoleón y acabando en los nazis o los comunistas. «Es una moda de un laicismo aguado, agua destilada». Y «no funcionó».
«La Unión Europea debe asumir los ideales de los padres fundadores», ha proseguido: ideales de «unidad, de grandeza, y tener cuidado de no dar paso a las colonizaciones ideológicas». Si ocurriera, «podría acabar dividiendo a los países» y hacerla fracasar. «Debe respetar a cada país tal y como está estructurado en su interior», en su variedad, y sin querer uniformarlos. Ha reconocido que no cree que esta fuera la intención de los autores del documento, pero ha pedido que se tenga «cuidado» cuando se piensa en lanzar proyectos así.
Ante una pregunta sobre el riesgo de retroceso de la democracia, que denunció el sábado antes las autoridades griegas, el Santo Padre ha especificado que ve dos peligros. El primero es el populismo que poner por delante lo nacional, y «que empieza a mostrar las uñas». Ha aclarado que «no digo de derecha o de izquierda, digo otra cosa».
Advertencia frente a un «Gobierno supranacional»
Otro riesgo es «cuando se sacrifican los valores nacionales», que se diluyen para avanzar hacia «un imperio, una especie de Gobierno supranacional». En este punto, Francisco ha citado la obra de Robert Hugh Benson El señor del mundo, donde «un Gobierno internacional con medidas económicas y políticas gobierna a todos los demás países». Cuando esto ocurre, «se pierde la libertad y se intenta conseguir la igualdad entre todos».
Con todo, ha subrayado en respuesta a una cuestión diferente, «la Unión Europea es importante» porque «puede hacer que haya armonía entre todos los gobiernos para la distribución de los migrantes». Los países están en su derecho de «decir claramente “puedo recibir tantos”». Pero al mismo tiempo los migrantes deben ser acogidos e integrados. «Si un gobierno no puede acoger a más de un número determinado, debe dialogar con otros países, que se ocupen de los demás, cada uno de ellos». Eso es lo que está llamada a hacer en este momento la UE.
A quienes rechazan la acogida, los ha exhortado a pensar «en el tiempo en que tú eras un migrante y no te dejaban entrar. Tú fuiste quien quiso escapar de tu tierra y ahora eres tú quien quiere construir muros». Por último, el Papa ha alertado de que «si no resolvemos el problema de los migrantes corremos el riesgo de hacer naufragar la civilización, hoy, en Europa, tal como están las cosas, nuestra civilización. No solo naufragio en el Mediterráneo. No, nuestra civilización».
El caso Aupetit
Otra pregunta, de una periodista francesa, se ha referido a la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit, cuya aceptación por parte de Francisco se hizo pública el jueves. Ha reconocido que su falta fueron «pequeñas caricias y masajes que hacía a la secretaria». Pecado, sí, «pero no de los más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves»; sino otros espirituales como «la soberbia, el odio».
«Aupetit es un pecador, como lo soy yo», ha reconocido. «Pero cuando la charlatanería crece, crece, crece y le quita la fama a una persona, no podrá gobernar porque ha perdido su fama». Por eso ha justificado que aceptara su renuncia, «no en el altar de la verdad, sino en el altar de la hipocresía», debido al ambiente que se había generado.