Francisco pide una tregua olímpica durante los juegos de París
El documento final del G7 se suma a esta petición de Francisco, del Comité Olímpico Internacional y de la ONU
«En el momento histórico especialmente oscuro que vivimos, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París son una oportunidad para la paz». Son las palabras del Pontífice en el prólogo del libro Giochi di pace. L’anima delle Olimpiadi e delle Paralimpiadi (Juegos de paz. El alma de las Olimpiadas y Paralimpiadas), iniciativa de Athletica Vaticana y publicado por la Librería Editora Vaticana.
En el volumen, Francisco retoma la idea de la tregua olímpica. «Mi esperanza es que el deporte pueda construir puentes, derribar barreras y promover relaciones pacíficas de manera concreta», desea el Papa. Sostiene que el deporte olímpico y paralímpico pueden abrir canales diplomáticos para lograr la paz. Para el Pontífice, «el auténtico espíritu olímpico y paralímpico es un antídoto para no caer en la tragedia de la guerra y redimirse poniendo fin a la violencia».
Con esta petición de una tregua olímpica, Francisco se suma al llamamiento de la ONU que, a finales del pasado año, adoptó una resolución solicitando que callen las armas durante las Olimpiadas. Fue aprobada por 118 votos a favor con dos abstenciones, la de Rusia y la de Siria, que protestaban así por la exclusión de Rusia del Comité Olímpico Internacional.
Fueron Tony Estanguet, presidente de los Juegos Olímpicos de París 2024, y Thomas Bach, presidente del COI, quienes pidieron a la Asamblea de la ONU en Nueva York una resolución pidiendo esta tregua. Se trata de una tradición que se remonta a los juegos de la antigua Grecia donde, en el siglo IX a. C., los reyes suscribían un tratado de no agresión para que los habitantes, deportistas y artistas locales pudieran viajar con seguridad a la cita deportiva. Según esta costumbre, la tregua debe comenzar siete días antes de los juegos y terminar siete después.
La ONU decretó que la posible tregua olímpica se extienda desde el 19 de julio, una semana antes del comienzo de los Juegos Olímpicos, y que termine una semana después de los Paralímpicos, es decir, el 15 de septiembre.
La cumbre de líderes del G7, que acaba de terminar en Bari, Italia, ha incluido en su declaración final un llamamiento al cumplimiento de esta tregua olímpica.
En el prólogo del libro, el Papa invita a fijarse en los atletas paralímpicos para cambiar la percepción respecto a las personas con discapacidad en la vida cotidiana o en los lugares de estudio y de trabajo. Reconoce que siempre le asombran las habilidades de estos deportistas, que demuestran lo que se puede lograr en la vida pese a las dificultades.
También elogia a los atletas refugiados que, en París 2024, concurrirán en un equipo formado por 36 deportistas. Asegura que no son solo deportistas, sino «mujeres y hombres de paz, protagonistas de una esperanza tenaz y de la capacidad de salir adelante». Francisco recuerda el caso de la joven nadadora siria que empujó nadando hasta Lesbos la patera en la que viajaba salvando así a todos sus ocupantes; o el caso de un nadador afgano nacido sin brazos y que se convirtió en campeón paralímpico.