El Papa pide un cambio de modelo energético para que el uso de la energía no termine por destruir a la civilización
Francisco recibe a los dirigentes de algunas de las principales energéticas del mundo y les pide que lideren la transición hacia un modelo ecológica y socialmente sostenible
«Los invito a ser el núcleo de un grupo de líderes que imaginan la transición energética global de modo que tenga en cuenta a todos los pueblos de la tierra, como también a las futuras generaciones, a todas las especies y los ecosistemas».
Este es el mensaje dirigido este sábado por el Papa a los responsables de varias de las principales empresas energéticas del mundo, que han participado en un encuentro de dos días celebrado en el Vaticano.
Se trata de compañías petrolíferas, gasísticas y de otras actividades relacionados con la energía. Entre los participantes figuraban los consejeros delegados de ExxonMobil, British Petroleum, Royal Dutch Shell, Pemex, ENI, Equinor, y otras grandes empresas petroleras, o fondos de inversión como Black Rock.
En fechas recientes, Cáritas Internacional ha secundado una campaña del Movimiento Católico Mundial por el Clima que promueve la desinversión en este tipo de empresas. Diócesis y congregaciones de todo el mundo se han sumado también a la iniciativa.
En este caso, sin embargo, se trataba de favorecer esa transición energética desde dentro del propio sistema, ante la constatación del avance del cambio climático global. «A los dos años y medio del tratado de Paris, las emisiones de CO2 y la concentración atmosférica de gases de efecto invernadero sigue siendo muy alta. Esto es muy inquietante y preocupante», dijo el Papa.
Francisco pidió a estas empresas un compromiso para frenar los «desequilibrios ambientales» y el «proceso de degradación y contaminación, de la cual la humanidad entera de hoy y de mañana quedaría gravemente herida». Igualmente resaltó el alto porcentaje de población sin acceso hoy a la electricidad.
«La cuestión energética –dijo el Papa– se ha convertido en uno de los principales desafíos, teóricos y prácticos, para la comunidad internacional. De cómo será administrada dependerá la calidad de la vida y si los conflictos presentes en diversas áreas del planeta encuentran un fácil solución, o quizás, si estas, a causa de profundos desequilibrios ambientales y de la penuria de la energía, encontraran nuevo combustible para alimentarse, quemando estabilidad social y vidas humanas».
«La civilización necesita energía, paro el uso de la energía no debe destruir la civilización», subrayó, pidiendo estrategias globales a largo plazo que ofrezcan seguridad energética y favorezcan la estabilidad económica, sin descuidar la protección a la salud de las personas y al medioambiente, y promoviendo un desarrollo humano integral, estableciendo compromisos concretos para afrontar el problema de los cambios climáticos.
Somos conscientes –prosiguió el Pontífice– de que los desafíos por afrontar están entrelazados.