El Papa pide impulsar la misión porque «el Bautismo es necesario para la salvación» - Alfa y Omega

El Papa pide impulsar la misión porque «el Bautismo es necesario para la salvación»

En su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones y el Mes Misionero Extraordinario, Francisco afirma que el Bautismo es «vocación y destino para todo hombre y mujer». Al hacernos hijos de Dios, resalta «el valor intrínseco de toda vida humana». El rechazo de la filiación divina, por el contrario, «impide toda auténtica fraternidad universal»

Redacción
Foto: OMP

La misión para llevar el Evangelio hasta los confines del mundo exige «una conversión constante y permanente de todos» los bautizados y, a la vez, contribuye de forma indispensable a esta misma conversión. Es una de las ideas que se desprenden del Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones, hecho público este domingo, y que se convierte al mismo tiempo en un mensaje para el Mes Misionero Extraordinario, convocado por Francisco en el centenario de la carta apostólica Maximum illud del Papa Benedicto XV.

Cien años después de este documento, destaca el Santo Padre, «hoy sigue siendo importante renovar el compromiso misionero de la Iglesia, impulsar evangélicamente su misión de anunciar y llevar al mundo la salvación de Jesucristo». Y el Mes Misionero Extraordinario contribuirá a ello.

Francisco recuerda que el impulso misionero nace de la misma «adhesión de fe a Jesucristo». Esta fe, que se recibe para vivirla en comunidad, es «una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar; este es el sentido de la misión», que responde al deseo de Dios de que «todos los hombres se salven». Un sentido —matiza Francisco— que distingue esta llamada del proselitismo, que consiste en considerar la fe «un producto para vender».

Hijos de Dios y de la Iglesia

Aludiendo al lema del Mes Misionero Extraordinario (Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo), el Papa explica que la misión es vocación de todo bautizado, que se sabe «fruto del amor de Dios». Como consecuencia de eso «yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión».

Sin abandonar el tema del Bautismo, el Santo Padre añade (y dedica a ello gran parte de su mensaje) que este sacramento «es realmente necesario para la salvación porque nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del Padre, nunca huérfanos, extranjeros o esclavos».

Esto, que para el cristiano es una realidad, es siempre «vocación y destino para todo hombre y mujer que espera la conversión y la salvación». Y, junto a esta paternidad divina, está también indisolublemente unida la maternidad de la Iglesia.

El secularismo, obstáculo a la fraternidad

Anunciar esta vocación a hijo adoptivo de Dios está, para el Papa, vinculado a proclamar a todos «la certeza de su dignidad personal y el valor intrínseco de toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural». En cambio, cuando el secularismo rechaza la paternidad de Dios, «impide toda auténtica fraternidad universal» y el «respeto recíproco de la vida de cada uno». En ese momento, toda diferencia se convierte en una amenaza que imposibilita la acogida.

En este sentido, el Santo Padre recuerda que ya Benedicto XV exigió «la superación de toda clausura nacionalista y etnocéntrica». «La apertura de la cultura y de la comunidad a la novedad salvífica de Jesucristo requiere la superación de toda introversión étnica y eclesial impropia».

Un Pentecostés para el Amazonas

En su mensaje, el Pontífice alude específicamente a la región panamazónica, pues el Sínodo de los obispos sobre ella coincidirá «providencialmente» con el Mes Misionero Extraordinario. «Un Pentecostés renovado abre las puertas de la Iglesia para que ninguna cultura permanezca cerrada en sí misma y ningún pueblo se quede aislado, sino que se abran a la comunión universal de la fe. Que nadie se quede encerrado en el propio yo, en la autorreferencialidad de la propia pertenencia étnica y religiosa».

Citando las palabras de Benedicto XVI al inaugurar el encuentro del CELAM en Aparecida (Brasil) en 2007, el Papa escribe que la llegada del Evangelio a América Latina significó haber recibido, junto a la adopción filial, «el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas». Por ello, continuaba el Papa alemán, «la utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso».

El mensaje para el Mes Misionero Extraordinario concluye renovando su apoyo a Obras Misionales Pontificias, que «manifiestan su servicio a la universalidad eclesial en la forma de una red global que apoya al Papa en su compromiso misionero»; y les desea que este evento contribuya además «a la renovación de su servicio a mi ministerio misionero».