El Pontífice habla de «responsabilidad» para prevenir abusos a menores
La última visita papal a Timor Oriental tuvo lugar en 1989, con la visita de san Juan Pablo II, antes de la independencia del país, que declaró su independencia de Indonesia en 1975, pero que no fue reconocida hasta 2002
Nada más aterrizar en Timor Oriental, el Papa ha sentido la calurosa bienvenida que le tenían preparada los 1,3 millones de habitantes del país, el 98 % de los cuales son católicos. A pesar de las altas temperaturas y la humedad, en la calles de su capital Dili se agolpaban decenas de miles de fieles con pancartas con su foto y carteles con su nombre que —a su fugaz paso con el papamóvil— agitaban sus manos para saludarle.
Su primer acto fue la reunión en privado con el presidente y Premio Nobel de la Paz, José Ramos-Horta, en el palacio presidencial. En su discurso a las autoridades ha abordado la cuestión de los abusos sexuales, al pedir a las autoridades del país que «impidan todo tipo de abusos y garanticen una infancia sana y pacífica para todos los jóvenes» al tiempo que ha lamentado que esta lacra se extienda por «todo el mundo».
Sin embargo, el Pontífice ha evitado vincular esta lacra a la Iglesia católica, a pesar de que, en los últimos años, el clero de Timor Oriental se ha enfrentado a acusaciones de pederastia contra el obispo Carlos Ximenes Belo, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1996 por sus esfuerzos en la promoción de los derechos humanos y la autodeterminación de los timorenses orientales durante la ocupación indonesia de 1975 a 1999, pero que fue sancionado en secreto por el Vaticano.
Belo cesó de su cargo en 2002, alegando motivos de salud con tan solo 54 años, pero 20 años después fue acusado públicamente de abusos sexuales a menores. El Vaticano declaró posteriormente que se le había prohibido ejercer su ministerio a raíz de las acusaciones de abusos contra adolescentes que le habían llegado en 2019.
Con todo, el Papa se ha referido «a los tantos niños y adolescentes heridos en su dignidad». Y ha asegurado: «Este fenómeno está aflorando en todo el mundo y todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a los jóvenes». Por ello, ha pedido «actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso».
Francisco aterrizó en Timor Oriental, tras visitar Indonesia y Papúa Nueva Guinea como tercera etapa de una gira más amplia por Asia y Oceanía que también le llevará a Singapur.
Francisco ha hablado también de los retos sociales a los que se enfrenta Timor Oriental, como el abuso del alcohol y la violencia de las pandillas. «En lugar de utilizar este conocimiento al servicio de los indefensos, lo utilizan como una oportunidad para mostrar el poder fugaz y dañino de la violencia», ha asegurado.
Asimismo, también se ha hecho eco de la violencia del pasado reciente en Timor Oriental y de su lucha por obtener la independencia de la ocupación indonesia. De este modo, ha señalado que «a pesar que atravesar un período tan dramático de su historia, no perdieron la esperanza, y también porque, después de días oscuros y difíciles, finalmente ha despuntado un amanecer de paz y libertad».
Francisco ha pedido además que el ejemplo de este país pueda servir «también en otras situaciones de conflicto, en distintas partes del mundo, para que prevalezca el deseo de paz y de purificación de la memoria, para sanar las heridas, y combatir el odio con la reconciliación y la confrontación con la colaboración».
Francisco ha abordado finalmente el fenómeno de la emigración, que constituye «siempre un indicador de un insuficiente o inadecuado uso de los recursos, así como de la dificultad de ofrecer a todos un empleo que produzca un beneficio justo y que garantice a las familias los ingresos que correspondan a sus necesidades básicas».
La última visita papal a Timor Oriental tuvo lugar en 1989, con la visita de san Juan Pablo II, antes de la independencia del país, que declaró su independencia de Indonesia en 1975, pero que no fue reconocida hasta 2002.
Francisco permanecerá en la capital de Timor Oriental, un país insular situado entre Indonesia y Australia, hasta el miércoles, antes de dirigirse a Singapur, destino final del que será el viaje más largo de la historia de su pontificado.