Francisco advierte en contra de «cálculos políticos y batallas ideológicas» en el Sínodo
Ha sido una celebración solemne en la plaza de San Pedro en la que los nuevos cardenales han formado parte de la procesión de entrada. Según la Oficina de Prensa de la Santa Sede había 25.000 participantes
«Queridos hermanos cardenales, obispos, hermanas y hermanos, estamos frente a la apertura de la asamblea sinodal y no necesitamos una mirada cortoplacista, llena de estrategias humanas, cálculos políticos ni batallas ideológicas», ha dicho el Papa Francisco en la mañana del 4 de octubre durante la misa de apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en Roma hasta el 29 de octubre. Ha sido una celebración solemne en la plaza de San Pedro en la que los nuevos cardenales han formado parte de la procesión de entrada. Según la Oficina de Prensa de la Santa Sede había 25.000 participantes.
En su homilía, Francisco ha señalado a los participantes en el Sínodo que «no estamos aquí para llevar adelante una sesión parlamentaria ni un plan de reformas, no, estamos aquí para caminar juntos con la mirada de Jesús, que bendice al padre y acoge a los que están cansados y oprimidos». Ha apuntado cómo precisamente por tener esa mirada que bendice, Jesús, «tras haber experimento el rechazo y ver a su alrededor tanta dureza de corazón (…) no se deja encarcelar por la desilusión, no se amarga ni deja de alabar». «Su corazón, fundado en la primacía del Padre, permanece sereno también en la tormenta».
El Papa ha citado a Juan XXIII, quien en la apertura del Concilio Vaticano II subrayaba la necesidad de que «la Iglesia nunca aparte la mirada de la sagrada herencia de la verdad recibida de los antiguos» y al mismo tiempo «necesita mirar al presente, que ha traído nuevas situaciones y modos de vivir y ha abierto nuevos caminos al apostolado». Según Francisco, «la mirada que bendice de Jesús nos invita a ser una Iglesia que no afronta los retos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto sino que vuelve los ojos a Dios, que es comunión, y con admiración y humildad lo bendice y adora reconociéndolo como su único Señor».
«Esta es la tarea principal del Sínodo: volver a centrar nuestra mirada en Dios para ser una Iglesia que mira con misericordia a la humanidad», ha dicho Francisco, quien ha propuesto «una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga, una Iglesia que bendice y anima, que ayuda al que busca al Señor, que agita para su bien a los indiferentes, que tiene itinerarios para iniciar a las personas en la belleza de la fe».
Francisco también ha abordado la dimensión acogedora de la mirada de Jesús, quien elegía siempre a los últimos. «Mientras los que se creían sabios no reconocían las obras de Dios, Jesús exulta al Padre porque se revela a los pequeños, a los sencillos y a los pobres de espíritu». El Papa ha invitado a los presentes a mantener esa mirada acogedora de Jesús porque «nos impide caer en algunas tentaciones peligrosas: ser una Iglesia rígida que se arma contra el mundo y que mira hacia atrás, ser una Iglesia tibia que se adapta a los modos del mundo o ser una Iglesia cansada replegada sobre sí misma».
El Papa también ha elogiado a san Francisco de Asís, cuya fiesta se celebra el mismo día de la apertura del Sínodo. «En un tiempo de grandes luchas y divisiones entre el poder temporal y el religioso (…) no criticó ni se lanzó contra nadie, abrazando solo las armas del Evangelio: la humildad, la unidad, la oración y la caridad». «Hagamos también nosotros así», ha pedido.
Finalmente ha vuelto a recalcar que el Sínodo que comienza «no es una reunión política sino una convocatoria en el Espíritu». Y ha concluido señalando que el Espíritu Santo «es el protagonista y con Él caminamos en confianza».