El Papa pide corredores humanitarios en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes
Ha recordado además el drama del Nagorno Karabaj y ha pedido no olvidar la guerra en Ucrania
Desde el sábado pasado, el Papa y el aparato diplomático del Vaticano se afanan en pedir la paz en Tierra Santa. Incluso el cardenal Parolin ha ofrecido la Santa Sede como mediadora en las negociaciones para la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás. El secretario de Estado Vaticano ha telefoneado al primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, y ha acudido a la embajada de Israel ante la Santa Sede. En esta última visita ha mostrado su cercanía al pueblo israelí, ha trasladado de nuevo el dolor del Papa por lo sucedido y ha sido un intento de limar asperezas tras el duro comunicado de esta sede diplomática en el que acusaba de «ambigüedad lingüística» uno de los comunicados del Patriarcado de Jerusalén y los Jefes de las Iglesias de Tierra Santa.
En Gaza es urgente garantizar los corredores humanitarios
El Papa ha reiterado su mensaje del miércoles pasado durante la audiencia general. Ha pedido de nuevo la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás, podrían ser 150. Su llamamiento de este domingo ha sido largo: «Sigo con mucho dolor lo que sucede en Israel y Palestina. Pienso en tantos, especialmente en los pequeños y en los ancianos. Renuevo el llamamiento para la liberación de los rehenes y pido con fuerza que los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y los civiles no sean víctimas del conflicto. Que se respete el derecho humanitario, sobre todo, en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a toda la población. Hermanos y hermanas, ya han muerto muchísimos. Por favor, que no se derrame más sangre inocente ni en Tierra Santa, ni en Ucrania ni en cualquier otro lugar. Basta, las guerras son siempre una derrota, siempre. La oración y la fuerza mansa y santa se oponen a la fuerza diabólica del odio, del terrorismo y de la guerra. Invito a todos a unirse a la Iglesia en Tierra Santa y a dedicar el martes próximo, 17 de octubre, a la oración y el ayuno. Recemos a la Virgen». En Gaza, las vícitimas superan las 2.300 personas. Israel cuenta a sus muertos en unos 1.400.
Ucrania y Nagorno Karabaj
En Italia, como en el resto de Europa, la alerta es máxima por el efecto contagio que los ataques en Israel puedan tener en otros países. Se ha elevado el nivel de alerta especialmente en las estaciones, aeropuertos e infraestructuras sensibles y, por supuesto, en sinagogas y centros culturales judíos. Sobre todo, de cara a la conmemoración este lunes de los 80 años de la redada nazi en el ghetto de Roma. El 16 de octubre de 1943, la Gestapo detuvo a 1.259 personas de los que más de 1.000 eran judíos. Fueron enviados a Auschwitz y la gran mayoría nunca volvieron. El Papa ha saludado a la comunidad judía de Roma con motivo de esta conmemoración.
Desde el sábado pasado, evidentemente dada la gravedad de esta crisis en Oriente Medio, otros dramas mundiales han pasado a segundo plano. Hace menos de un mes el Nagorno Karabaj se vaciaba después de meses de aislamiento y carestía y denuncias internacionales de genocidio de parte de Azerbaiyán contra la población armenia de esta región. Se estima que se han marchado más de 100.000 personas. El Nagorno Karabaj desaparece como entidad política y se teme por su herencia cultural cristiana. Es precisamente lo que ha destacado el Pontífice este domingo. «Mi preocupación no es menos por la crisis del Nagorno Karabaj. Además de la crisis humanitaria de los refugiados que es grave, me gustaría dirigir un particular llamamiento en favor de la protección de monasterios y lugares de culto de la región. Deseo que, de parte de las autoridades como del resto de habitantes, sean respetados y tutelados como parte de la cultura local, expresión de fe, signo de una fraternidad que nos hace capaces de vivir juntos en las diferencias».
Y, por último, aunque no menos importante, el Pontífice se ha referido a Ucrania. Ha pedido que en medio de este panorama sombrío «no nos olvidemos de la martirizada Ucrania».