El Papa pide a los países contaminantes que salden su «deuda ecológica»
El cardenal Parolin ha leído en la COP28 el discurso de Francisco, en el que advierte sobre la perversión de culpar del cambio climático a los pobres o a los nacimientos
«Lamento no poder estar reunido personalmente con ustedes, como hubiera querido, pero me hago presente porque la hora es apremiante». Son las palabras del Papa pronunciadas por el cardenal Pietro Parolin en la 28 sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP28. Francisco estaba llamado a ser el primer Pontífice que asistiera a una de estas citas, pero su estado de salud no propiciaba un viaje a Dubái, tal y como él mismo explicó esta semana. Aseguró que los médicos le habían recomendado no visitar un lugar donde hay temperaturas tan extremas y, sobre todo, aire acondicionado por todas partes; algo que no le hubiera beneficiado dadas sus condiciones pulmonares.
Pero el Santo Padre se ha querido hacer presente con este discurso porque «ahora más que nunca, el futuro de todos depende del hoy que escojamos». «Me hago presente porque la devastación de la creación es una ofensa a Dios, un pecado no solo personal sino estructural que repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles; un grave peligro que pende sobre cada uno y que amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones. Me hago presente porque el cambio climático es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana. Me hago presente para formular una pregunta a la que estamos llamados a responder ahora: ¿trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte? Les pido de corazón: ¡escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el grito de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar para que no se les niegue el futuro», ha indicado en su texto por boca de su número dos.
En él ha lamentado además que la obsesión por producir y poseer haya llevado a la humanidad a esta situación climática. Así, ha asegurado que «el clima trastornado es una advertencia para que detengamos semejante delirio de omnipotencia». Por eso, ha solicitado un cambio de rumbo. Ha pedido a los países que no solo miren por sus propios intereses y ha asegurado que ya no se pueden evadir las responsabilidades porque hay que dejar «un mañana que, nos guste o no, será de todos o no será».
No es culpa de los pobres
El Papa se ha dicho impresionado por «los intentos de atribuir la responsabilidad a los pobres o al número de nacimientos». «No es culpa de los pobres, porque casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10 % de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda. Ellos son, en realidad, las víctimas de lo que está sucediendo», ha recordado el Pontífice, que ha insistido en que «los nacimientos, no son un problema, sino un recurso». «No están en contra de la vida, sino a su favor, mientras que ciertos modelos ideológicos y utilitaristas que se les imponen a las familias y poblaciones, con guantes de seda, son verdaderas colonizaciones», ha subrayado.
Por ello, ha pedido que se favorezca el desarrollo de los países que lo necesitan en lugar de aplastarlos con deudas económicas y que se los compense por la «deuda ecológica» de parte de otras naciones responsables. El camino para avanzar, ha dicho el Papa en la COP28 por boca de Pietro Parolin, es el multilateralismo. Francisco ha abogado por un fortalecimiento de las relaciones internacionales y por que se vuelva a la «conciencia común de ser una familia de naciones». «Es esencial reconstruir la confianza, fundamento del multilateralismo», ha apostillado.
Además ha lamentado que se estén derrochando recursos en las guerras, con una alusión específica a las actuales: «¡Cuántas energías está malgastando la humanidad en las numerosas guerras en curso, como en Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas regiones del mundo; conflictos que no resolverán los problemas, sino que los aumentarán! ¡Cuántos recursos desperdiciados en armamento, que destruyen vidas y arruinan la casa común!». Así, junto al multilateralismo reforzado, ha propuesto nuevamente que este dinero se use para combatir el hambre y promover el desarrollo sostenible con el fin de combatir el cambio climático.
2024, un punto de inflexión
«Los cambios climáticos muestran la necesidad de un cambio político» y, para ello, el Papa ha animado a un cambio radical de rumbo y a que «esta COP sea un punto de inflexión, que manifieste una voluntad política clara y tangible, que conduzca a una aceleración decisiva hacia la transición ecológica, por medio de formas que posean tres características: eficientes, obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente». Indica que hay cuatro campos en los que incidir: la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación a favor de estilos de vida menos dependientes de estos últimos.
Francisco se ha dirigido a los políticos para invitarlos a ser artífices de los cambios necesarios y concretos, «demostrando de este modo la nobleza de la responsabilidad que revisten y la dignidad del servicio que prestan». «Porque para eso está el poder, para servir. No tiene ningún sentido preservar hoy una autoridad que mañana será recordada por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario. La historia se lo agradecerá», destaca el Papa. Asimismo, ha expresado su esperanza de que 2024 marque un punto de inflexión.
Y ha evocado, antes de concluir, el Cántico de las criaturas, de san Francisco de Asís, compuesto en 1224. «También yo, que llevo el nombre de Francisco, quisiera decirles con sinceridad de corazón: ¡dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas! Y, con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso».