El Papa pide a Europa que renueve su «vocación de solidaridad» con los migrantes
En un discurso a los participantes en un congreso en Italia advierte de que sin integración «puede haber problemas, y graves»
Mientras la mirada informativa se dirige a la frontera entre Polonia y Bielorrusia, donde los migrantes están siendo utilizados como medida de presión geopolítica, el Papa Francisco ha pedido a Europa que renueve su «vocación de solidaridad» con todos los que llegan a su territorio.
En un discurso dirigido a los participantes en el congreso Los italianos en Europa y la misión cristiana, que organiza la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana, el Pontífice ha recalcado que Europa es «una casa común» y que la Iglesia en este continente no puede dejar de tener en cuenta a los millones de migrantes «que están renovando el rostro de las ciudades y los países» y «alimentan el sueño de una Europa unida».
«Es un hermoso mosaico que no debe ser corrompido por los prejuicios o el odio. Europa está llamada a revitalizar en el mundo actual su vocación de solidaridad en la subsidiariedad», ha señalado Francisco.
Por otra parte, ha constatado que a menudo se percibe a los migrantes como «otros de nosotros, como extraños», cuando, en realidad, «son una parte relevante de nosotros». Y ha puesto el ejemplo de la migración italiana: «Revela una Italia niña, en movimiento por Europa y en el mundo. Es una realidad que siento especialmente cercana, ya que mi familia también emigró a Argentina. El nosotros, por lo tanto, para leer la movilidad», ha añadido.
En este sentido, ha reivindicado la importancia de ayudar a los migrantes a integrarse, pues, como dice en Fratelli tutti, son «una bendición, una riqueza y un nuevo regalo que invita a una sociedad a crecer». «Si no logramos la integración puede haber problemas, y graves», ha subrayado.
El mensaje de acogida, acompañamiento, promoción e integración también lo ha aplicado a la Iglesia. De hecho, ha señalado que cuando son bien acogidos e integrados en las comunidades los que vienen de fuera «pueden ayudar a respirar el aire de una diversidad que regenera la unidad, pueden alimentar el rostro de la catolicidad, pueden dar testimonio de la Iglesia apostólica y generar historia de santidad».
No puede haber paz sin desarme
En otro orden de cosas, el Papa ha enviado un mensaje a los participantes en el 4º Foro de París sobre la Paz, que se celebra entre este jueves y el sábado, en el que recuerda que «no puede haber cooperación para la paz sin un compromiso colectivo concreto con el desarme total».
Tras señalar que el gasto militar supera el nivel del registrado al final de la Guerra Fría, Francisco pide que se supere la lógica de la disuasión para justificar el rearme, pues «no garantiza la construcción ni el mantenimiento de la paz». «Esta idea ha demostrado ser engañosa, lo que ha provocado tragedias humanitarias a gran escala», añade.
Del mismo modo, critica el vínculo de la escalada armamentística con el mercado liberal, de tal manera que «el armamento puede considerarse en pie de igualdad con todos los demás productos y, por tanto, comercializarse libremente en todo el mundo».
Al hilo del tema del encuentro, que aborda las brechas generadas por la pandemia y sus posibles soluciones, el Pontífice propone la tradición cristiana y la enseñanza social de la Iglesia, que «pueden llevar a su reunión la firme esperanza de que la injusticia y la violencia no son inevitables, que no son nuestro destino».
Y hace un último llamamiento: «No desaprovechemos esta oportunidad de mejorar nuestro mundo, de adoptar decididamente formas más justas de avanzar y construir la paz. Es posible generar modelos económicos que sirvan a las necesidades de todos preservando los dones de la naturaleza, así como política de futuro que promuevan el desarrollo integral de la familia humana».
El Papa ha enviado este jueves una carta a los católicos escoceses en la que lamenta no haber podido acudir a a Glasgow para participar en la cumbre del clima y anima a la comunidad internacional a tomar «decisiones concretas».
«El tiempo se agota. Esta ocasión no debe desperdiciarse para que no tengamos que enfrentarnos al juicio de Dios por nuestra incapacidad de ser fieles administradores del mundo que nos ha confiado», ha señalado.
Asimismo, agradece a los católicos que se unan en oración por el resultado de la reunión, «destinada a abordar una de las grandes cuestiones morales de nuestro tiempo: la preservación de la creación de Dios».