El Papa ordena abrir los Archivos Vaticanos sobre la dictadura argentina
Al término de la audiencia general del miércoles, Francisco saludó a parientes de desaparecidos la víspera del cuarenta aniversario del golpe
El Papa Francisco ha ordenado abrir por adelantado por razones humanitarias una sección de los Archivos Vaticanos para poner a disposición de quien tenga derecho los documentos sobre los diecisiete años de dictadura militar en Argentina (1976-1983).
Precisamente en la víspera del 40 aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976, el Papa Francisco saludó en la plaza de San Pedro a varias familias de desparecidos, grupo que le ha pedido la apertura de los archivos con la esperanza de encontrar datos sobre sus parientes, probablemente asesinados, o sobre los niños robados a sus madres justo después de nacer en los centros secretos de detención.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó la decisión del Papa puntualizando que «eso requiere, naturalmente, la catalogación del material. El trabajo avanza con regularidad y se prevé que esté terminado en los próximos meses». Según Lombardi, los documentos no serán publicados en bloque, sino puestos a disposición de quien tenga motivos para estudiarlos, «según condiciones y plazos establecidos de acuerdo con la conferencia episcopal de Argentina». Entretanto, el Vaticano continuará respondiendo a «preguntas específicas motivadas por rogatorias judiciales o razones humanitarias».
Entre los familiares de desaparecidos que el Papa saludó al término de la audiencia general del miércoles se encontraba Françoise Tisseu, de 86 años, madre de Marie-Anne Erize Tisseu, una modelo franco-argentina secuestrada por los militares en 1976. El Papa se inclinó para abrazarla y besarla en la frente diciéndole: «Es el beso a todas las madres que sufrieron la desaparición de sus hijos». Francisco abrazó a los miembros de su familia y a otros parientes de desaparecidos.
El Papa conoce bien este drama humano pues durante su etapa como provincial de la Compañía de Jesús en Argentina durante los años de «guerra sucia» escondió en las casas de los jesuitas a docenas de personas perseguidas y las ayudó a salir clandestinamente del país. También conoció a varias de las fundadoras del grupo de «Madres de la plaza de mayo», incluida la bioquímica socialista paraguaya Esther Ballestrino de Careaga, antigua directora del laboratorio de análisis químicos Hickethier-Bachmann, fue «una de las tres mujeres que más han influido en mi vida».
Comunicaciones internas
Esther fue secuestrada por los militares durante una reunión en la iglesia de la Santa Cruz de Buenos Aires. Fue arrojada al mar en uno de los «vuelos de la muerte», pero sus restos aparecieron en 2005 y las hijas obtuvieron permiso del cardenal Bergoglio para enterrarla en el patio de la iglesia, «el último lugar donde fue libre».
Los documentos de los Archivos Vaticanos son, fundamentalmente, comunicaciones entre los nuncios y la Santa Sede. Quizá no aporten novedades sensacionales pero permitirán ver los esfuerzos humanitarios que realizaban los nuncios y una parte de los obispos de Argentina ya que muchos otros simpatizaban con los militares golpistas y toleraban fríamente los secuestros, las torturas e incluso los asesinatos de miles de personas.
Juan Vicente Boo / ABC