El Papa: «No podemos escribir la historia de espaldas al sufrimiento de tantos»
Francisco escribe en la revista Vida Nueva una meditación para la Pascua en el contexto actual, marcado por la crisis del coronavirus. Propone vivir la alternativa de la civilización del amor
El Papa Francisco ha hecho un llamamiento a la sociedad en general a vivir la alternativa de la civilización del amor y a «no escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos», sobre todo, en los momentos actuales marcados por la pandemia del COVID-19.
En una meditación inédita titulada Un plan para resucitar y publicada en la revista Vida Nueva, Francisco ha incidido en la necesidad de «unir a toda la familia humana». «Cada acción individual no es una acción aislada, para bien o para mal, tiene consecuencias para los demás, porque todo está conectado; y si las autoridades sanitarias ordenan el confinamiento en los hogares, es el pueblo quien lo hace posible, consciente de su corresponsabilidad para frenar la pandemia. Una emergencia como la del COVID-19 que es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad», ha añadido el Pontífice.
De este modo, ha explicado, se rompe «el fatalismo en el que nos habíamos inmerso y permitirá volver a sentirnos artífices y protagonistas de una historia común». «No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura a espaldas del sufrimiento de tantos. Es el Señor quien nos volverá a preguntar “¿dónde está tu hermano? […] Si actuamos como un solo pueblo, incluso ante otras epidemias que nos acechan, podemos lograr un impacto real», ha escrito.
Así, ha recogido una serie de preguntas que son, además, un desafío para todos: «¿Seremos capaces de actuar responsablemente frente al hambre que padecen tantos sabiendo que hay alimentos para todos? ¿Seguiremos mirando para otro lado con un silencio cómplice ante esas guerras alimentadas por deseos de dominio y de poder? ¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos? ¿Adoptaremos como comunidad internacional las medidas necesarias para frenar la devastación del medioambiente o seguiremos negando la evidencia?».
Finalmente, Francisco ha hecho referencia a las lecciones que nos está dando esta situación. Como ya hiciera en la bendición urbi et orbi del pasado 27 de marzo, ha afirmado que «nadie se salva solo» y que «las fronteras caen, los muros se derrumban y todos los discursos integristas se disuelven».
«Cada vez que tomamos parte de la Pasión del Señor, que acompañamos la pasión de nuestros hermanos, viviendo inclusiva la propia pasión, nuestros oídos escucharán la novedad de la Resurrección: no estamos solos, el Señor nos prevede en nuestro caminar removiendo las piedras que nos paralizan. Esta buena noticia hizo que las mujeres volvieran sobre sus pasos a buscar a los discípulos que permanecían escondidos para contarles: “La vida arrancada, destruida, aniquilada en la cruz ha despertado y vuelve a latir de nuevo” (R. Guardini)», ha concluido.