El Papa llamó el día de Navidad a un joven padre que acababa de perder a su mujer

«Buenas noches. Soy el Papa Francisco». Estas fueron las palabras que sonaron al otro lado del teléfono cuando Giacomo Cofano descolgó el teléfono en la tarde de Navidad. El Pontífice quiso dar una pequeña caricia a este joven padre que, pocos días antes, había perdido a Viviana Delego, su mujer, por complicaciones tras dar a luz a dos mellizos en un hospital en Brindisi (Italia). La alegría y la pena al mismo tiempo.

Fue el sacerdote Donato Luizzi, cercano a la familia, quien informó al Pontífice del trágico suceso y quien luego lo relató a través de las redes sociales, según ha avanzado Avvenire.

«Me cuesta romper el silencio, pero lo hago para hacerme eco de la alegría íntima vivida en este día de Navidad junto a nuestro queridísimo Giacomo Cofano, probado por la muerte de su mujer en el momento del parto. Sentí en mi corazón el ardor de tocar el corazón del Papa para hablarle de Viviana y los gestos de cercanía de nuestro pueblo», explica.

El resultado fue una carta de Francisco a Luizzi y luego la citada llamada a Cofano. «Hemos sentido el corazón de un pastor atento y sensible. Damos gracias a Dios por esta caricia. Agradecemos la maternidad de la Iglesia, visible en los gestos humildes del Papa», agrega.

Pero esta historia no solo se recordará por el gesto del Papa, sino también por la respuesta del joven viudo tras la pérdida. La misma noche, Giacomo Cofano escribió una carta al personal sanitario en el que atendieron a su esposa para agradecerles su trabajo. En ella destaca «el compromiso y la humanidad reservados a Viviana que los convierten [a los médicos] en verdaderos ángeles de la guarda».