El Papa invita a los fieles a gritar: «Es una vía para para continuar creyendo que otro mundo es posible» - Alfa y Omega

El Papa invita a los fieles a gritar: «Es una vía para para continuar creyendo que otro mundo es posible»

León XIV ha recordado el grito que Cristo profirió antes de morir y ha pedido durante la audiencia general tener presente en las oraciones a los niños afectados por las distintas guerras alrededor del mundo

José Calderero de Aldecoa
León XIV durante la audiencia
León XIV durante la audiencia. Foto: EFE / EPA / Fabio Frustaci.

Este miércoles 10 de septiembre se celebra el Día Nacional de los Niños Polacos Víctimas de la Guerra, que conmemora simbólicamente su sufrimiento y su contribución a la reconstrucción de Polonia tras la Segunda Guerra Mundial. El Papa León XIV ha querido aprovechar la efeméride para pedir a los fieles que se reunieron en la plaza de San Pedro para asistir a la audiencia general que recuerden «también en sus oraciones y proyectos humanitarios a los niños de Ucrania y Gaza, y de otras regiones del mundo afectadas por la guerra».

Por otro lado, ha invitado a los fieles de Tierra Santa a «transformar su clamor en momentos de prueba y tribulación», como los que se está viviendo en la región, «en una oración confiada». Y ha añadido: «Dios siempre escucha a sus hijos y responde cuando considera mejor para nosotros».

En la catequesis que ha pronunciado previamente a estas alocuciones, el Pontífice ha sostenido su petición a los fieles de Tierra Santa en el ejemplo que Jesús nos dejó en la cruz. Allí, colgado de un madero, Cristo no estuvo en silencio. «Jesús, dando un fuerte grito, expiró», dice el Nuevo Testamento. «Ese grito encierra todo: dolor, abandono, fe, ofrenda», ha asegurado el Santo Padre. Son cuestiones que también pueden sentir quienes viven bajo una interminable guerra que no cesa.

El grito de Jesús, además, «va precedido por un pregunta. “¿Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”». Es decir, «el Hijo, que siempre ha vivido en íntima comunión con el Padre, experimenta ahora el silencio, la ausencia, el abismo». Con todo, «no se trata de una crisis de fe», ha advertido León XIV, «sino de la última etapa de un amor que se entrega hasta el fondo. El grito de Jesús no es desesperación, sino sinceridad, verdad llevada al límite, confianza que resiste incluso cuando todo calla».

Para el Papa, «es allí, en aquel hombre desgarrado, donde se manifiesta el amor más grande. Es allí donde podemos reconocer a un Dios que no permanece distante, sino que atraviesa hasta el fondo nuestro dolor».

Por último, el Pontífice ha reconocido que «estamos acostumbrados a pensar en el grito como algo descompuesto, que hay que reprimir». Sin embargo, «el Evangelio confiere a nuestro grito un valor inmenso, recordándonos que puede ser una invocación, una protesta, un deseo, una entrega». Es más, «puede ser la forma extrema de la oración». De hecho, «Jesús nos enseña a no tener miedo del grito, mientras sea sincero, humilde, orientado al Padre. Un grito no es nunca inútil si nace del amor. Y nunca es ignorado si se entrega a Dios. Es una vía para no ceder al cinismo, para continuar creyendo que otro mundo es posible».