El Papa insta «a encontrar nuevos signos particularmente atractivos para los demás»

El Papa ha enviado un mensaje al obispo de Rimini, donde se celebrará el Meeting por la Amistad entre los pueblos, en el que insta a todos a «tener el valor de encontrar nuevos signos, nuevos símbolos, particularmente atractivos para los demás». Esta es la contribución que Francisco espera del encuentro organizado por Comunión y Liberación, y que comienza este viernes 20 de agosto, porque «la seguridad de la fe nos pone en camino, y hace posible el testimonio y el diálogo con todos, sin excluir a nadie».

Aludiendo al lema del encuentro –El valor de decir yo–, Francisco ha señalado que la pandemia ha provocado «en muchos casos el despertar de preguntas fundamentales sobre el sentido de la existencia y la utilidad de vivir que habían estado dormidas o, peor aún, censuradas durante demasiado tiempo».

También ha surgido una responsabilidad personal: «Ante la enfermedad y el dolor, ante la aparición de una necesidad, muchas personas no se han acobardado y han dicho: «Aquí estoy»». Y la sociedad, según el Pontífice, «tiene una necesidad vital de personas que sean presencias responsables. Sin personas no hay sociedad, sino una agregación aleatoria de seres que no saben por qué están juntos».

Al contrario, en una hipotética sociedad sin personas responsables, lo único que quedaría sería «el egoísmo del cálculo y el interés propio, que hace que la gente sea indiferente a todo y a todos». Además, «las idolatrías del poder y del dinero prefieren tratar con individuos en lugar de con personas, es decir, con un «yo» centrado en sus propias necesidades y derechos subjetivos en lugar de un «yo» abierto a los demás, que se esfuerza por formar el «nosotros» de la fraternidad y la amistad social».

En este sentido, el Santo Padre también ha querido utilizar el mensaje para advertir a quienes tienen responsabilidades públicas contra la tentación de utilizar a la persona y desecharla cuando ya no es necesario. El Papa ha subrayado el llamamiento a servir a la persona y no desecharla.