El Papa habla con todos. También «entre bambalinas» - Alfa y Omega

El Papa habla con todos. También «entre bambalinas»

León XIV escapa de la lógica de bloques en su primera rueda de prensa con periodistas y pide sentarse en «la mesa del diálogo»

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En su vuelo de vuelta del Líbano, León XIV era interrogado por los periodistas que le acompañaron durante su primer viaje. Querían conocer el posicionamiento del Vaticano sobre los temas internacionales más peliagudos, arrancar una condena ante los atropellos que tienen al mundo en vilo o revelar los secretos de las conversaciones del Pontífice con Donald Trump aprovechando que él es el «primer Papa estadounidense».

Las primeras preguntas fueron de profesionales libaneses. A raíz de los frecuentes bombardeos de Israel al sur de su país, le preguntaban sobre la posibilidad de una «paz duradera». Alguno incluso quiso saber si el Papa había tenido alguna comunicación con representantes de Hizbulá. La organización, reconocida como grupo terrorista, había lanzado públicamente un mensaje antes de llegar al país pidiéndole que rechazara la «agresión» israelí e insistiendo en la lucha armada.

Hubo también interés por «las grandes tensiones entre Rusia y la OTAN» y la posibilidad de que Estados Unidos intervenga en Venezuela tras el ultimátum de Trump a Maduro, dado que los observadores internacionales lo señalan como presidente ilegítimo.

Sin decir una palabra más alta que otra, pero con transparencia, León XIV reveló que uno de los objetivos del viaje era «tener encuentros personales con autoridades políticas» para la paz en Tierra Santa. Las conversaciones «no son públicas» y suceden «entre bambalinas», pero claro que suceden. Y prometió que «continuaremos intentando convencer a las partes de que dejen las armas y vengan a la mesa de diálogo». También recordó que el Vaticano no pertenece a la OTAN, pero no se cansa de pedir a Rusia el alto al fuego. Y que para deponer a Maduro será mejor «la presión» que «la violencia».

Se puede entender que los periodistas pregunten siguiendo la lógica de bloques que sigue el mundo. Pero el Papa tiene muy claro que, en este laberinto, nadie se salva solo.