El Papa Francisco vuelve a poner el foco en la sinodalidad - Alfa y Omega

El Papa Francisco vuelve a poner el foco en la sinodalidad

No se cansa de volver una y otra vez al Sínodo, aunque a muchos ya suene, por desgracia, como algo repetitivo y lejano

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La agenda de la Iglesia universal vuelve a poner el foco en la sinodalidad. Durante todo el mes de octubre el Vaticano acoge a 368 participantes en la Asamblea General del Sínodo —53 son mujeres— que volverán de nuevo a escuchar, debatir, opinar y tomar decisiones conjuntas en torno a los grandes temas que conforman —y conformarán— la vida eclesial mundial. En los primeros días ya se han sentado las bases de lo que el Papa Francisco busca que sea la Iglesia del presente y del futuro: hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagrados, pero también laicos y laicas en igualdad de opiniones, que puedan compartir trabajo, experiencias y se miren unos a otros con compasión, «no como a los representantes de los partidos en la Iglesia, a ese horrible cardenal conservador o a esa feminista aterradora», como dijo Timothy Radcliffe, ex maestro general de la Orden de Predicadores, durante el retiro inicial. Francisco conoce bien cuáles son las sombras del barco que gobierna. No se cansa de volver una y otra vez a ellas, aunque el Sínodo a muchos ya suene, por desgracia, como algo repetitivo y lejano. Hay a quien no. El arzobispo de Madrid, José Cobo, cumple un año como cardenal y la sinodalidad no solo está presente en sus homilías, sino también en su estructura organizativa en la archidiócesis. «En este año he intentado, más que dar soluciones, crear grupos de trabajo que piensen en conjunto y las soluciones se den entre todos». Los consejos de pastoral en las parroquias y un órgano de gobierno transversal en el que también hay laicos y laicas son algunas de las propuestas en las que se enfocará en este nuevo curso que arranca. Con la mirada puesta en una gran asamblea diocesana «donde podamos tener encuentros con todas las realidades diocesanas para planificar los años siguientes entre todos», asegura en estas páginas. Ojalá no caigan en saco roto estos 30 días romanos. Ojalá la Iglesia, verdaderamente, consiga dar pasos sinodales.