Francisco felicita al patriarca Bartolomé por el «camino de reconciliación» entre Roma y Constantinopla
En una carta al patriarca ecuménico de Constantinopla, Francisco le ha agradecido que enviara un delegado a la Asamblea General del Sínodo el pasado octubre
En la tarde del 30 de noviembre, el Papa ha enviado a Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla, un mensaje con motivo de la festividad de san Andrés. Este santo, que recibe el título de protokletos (el primero en seguir a Jesús), es especial para la Iglesia de Constantinopla porque su patriarca se considera su sucesor. En su carta, Francisco celebra «los profundos vínculos de fe, esperanza y caridad que unen a las Iglesias hermanas de Roma y Constantinopla». También pide «que los santos apóstoles Pedro y Andrés intercedan por todos los pueblos e imploren para ellos los dones de la comunión fraterna y de la paz».
El Papa rememora en su misiva el encuentro entre Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras en 1964. «Hoy no recordamos tanto las palabras y afirmaciones de aquellos pastores proféticos sino, sobre todo, su cálido abrazo», señala. Y reivindica que «este camino de reconciliación, de creciente cercanía y de superación de los obstáculos que aún impiden una comunión plena y visible haya comenzado con un abrazo». Un gesto que «expresa de modo elocuentemente el reconocimiento mutuo de la fraternidad eclesial».
Francisco celebra que, «a través del diálogo amistoso, (…) los miembros de las diferentes Iglesias descubren cada vez más profundamente su confianza compartida en la amorosa providencia de Dios Padre». Agradece además el último encuentro que tuvo con el patriarca Bartolomé en una vigilia ecuménica de oración previa a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre sinodalidad. «Su apoyo personal y el del Patriarcado ecuménico, expresado también a través de la participación de un fraterno delegado en los trabajos de la asamblea, son una gran fuente de estímulo para la fructífera continuación del proceso sinodal en curso en la Iglesia católica», reconoce el Papa.
Finalmente, el Pontífice se despide pidiendo a Dios «que cese el choque de armas, que solo trae muerte y destrucción, y para que los líderes gubernativos y religiosos busquen siempre el camino del diálogo y la reconciliación».