El Papa: «Los primeros que deben ser evangelizados somos los cristianos»
«Un cristiano descontento, triste, insatisfecho o, peor aún, resentido y rencoroso, no es creíble», ha dicho Francisco durante la audiencia
En su audiencia general del 15 de noviembre, el Papa ha concluido su ciclo de catequesis sobre el celo apostólico apoyándose en la exhortación apostólica Evangelii gaudium. El primer punto en que se ha detenido es «la actitud de la que depende la sustancia del gesto evangelizar: la alegría». Francisco ha recordado que los cristianos tienen motivos para «una gran alegría» al haber descubierto «una buena noticia» y «mucho más, una persona, ¡Jesús!».
«Por eso un cristiano descontento, triste, insatisfecho o, peor aún, resentido y rencoroso, no es creíble», ha observado el Santo Padre. «Es esencial vigilar nuestros sentimientos, sobre todo en los contextos donde la Iglesia ya no goza de cierto reconocimiento social y existe el riesgo de asumir actitudes de desagrado o venganza», ha encargado. También ha recordado que «en la evangelización obra la gratuidad que viene de una plenitud, no la presión que viene de una carencia».
Francisco ha puesto como modelo a seguir a los discípulos de Emaús, quienes muestran en el Evangelio de san Lucas cómo «acompañados por Jesús, siempre se puede pasar del abatimiento a la alegría pascual». «Especialmente en este tiempo preñado de preocupaciones, donde en varios sitios se ve una crisis de la fe, nos puede envolver el mismo humor sombrío, la sensación de derrota de aquellos dos que se alejaron de Jerusalén tristes y desanimados, prisioneros de sus esperanzas decepcionadas», ha advertido. Sin embargo, después de encontrarse con Jesús en su camino, les invadió la alegría. «Emaús nos revela que, cuando todo parece acabado, con Jesús resucitado renace la alegría».
El Papa ha sostenido que «los primeros que deben ser evangelizados son los discípulos, para redescubrir a Jesús como una persona viva y no como un argumento ya sabido». Ha recordado cómo en el pasaje de los discípulos de Emaús, al principio tenían «una fe inmadura con un modo de creer terreno y ligado a las expectativas de éxito mundano». Pero después de encontrarse con él, «su palabra hace arder su corazón» y se convierten en «anunciadores».
El Pontífice ha insistido en su mensaje anterior repitiendo que «los primeros que deben ser evangelizados somos nosotros, los cristianos» porque «la humanidad está llena de hermanos y hermanas que necesitan una palabra de esperanza» y, por tanto, «el Evangelio es actual todavía hoy». Y ha considerado que, debido a «la incredulidad programada, la secularización institucionalizada y la sociedad que deja desiertos los espacios religiosos», se produce hoy más que nunca «el momento favorable para el anuncio de Jesús».
Tras su catequesis, Francisco ha pedido como de costumbre por las víctimas de la guerra en Ucrania, Israel y Palestina, Sudán y «dondequiera que haya guerra». «Que, cada día, cada uno se tome algo de tiempo para rezar por la paz. Queremos la paz», concluyó.