El Papa en Pentecostés: «Es tiempo de misericordia más que de reglas y normas»
Francisco señala que la labor de la Iglesia hoy pasa por el anuncio del Evangelio y no por la lucha contra el paganismo, y hace una llamada a la unidad
En la primera misa con un millar de fieles desde el comienzo de la pandemia, el Papa Francisco ha afirmado este domingo de Pentecostés que el Espíritu Santo «dice a la Iglesia que hoy es el tiempo de la consolación. Es el tiempo del gozoso anuncio del Evangelio más que de la lucha contra el paganismo», según informa Juan Vicente Boo en su crónica en ABC.
En una homilía serena y positiva, el Papa ha añadido que «el Espíritu nos pide que demos forma a su consolación. ¿Cómo? No con grandes discursos, sino haciéndonos próximos. No con palabras de circunstancias, sino con la oración y la cercanía».
Según el Santo Padre, «es el tiempo de llevar la alegría del Resucitado, no de lamentarnos por el drama de la secularización. Es el tiempo para derramar amor sobre el mundo, sin amoldarse a la mundanidad». En definitiva, «es el tiempo de testimoniar la misericordia más que de inculcar reglas y normas. ¡Es el tiempo del Paráclito!».
Francisco ha añadido que el Espíritu Santo consuela «especialmente en los momentos difíciles como el que estamos atravesando», y de un modo muy personal pues «solo quien nos hace sentir amados tal y como somos da paz al corazón». De hecho, «es la ternura misma de Dios, que no nos deja solos; porque estar con quien está solo es ya consolar».
El Papa ha subrayado que el Espíritu ayuda a vivir «en el presente, no el pasado o el futuro. El Paráclito afirma la primacía del “hoy” contra la tentación de paralizarnos por las amarguras y las nostalgias del pasado, o de concentrarnos en las incertidumbres del mañana y dejarnos obsesionar por los temores del porvenir».
Los ismos separan
Al mismo tiempo, «nos constituye como Iglesia en la multiforme variedad de carismas, en una unidad que no es nunca uniformidad. Si escuchamos al Espíritu no nos centraremos en conservadores y progresistas, tradicionalistas e innovadores, derecha e izquierda» pues «el Paráclito impulsa a la unidad, a la concordia, a la armonía en la diversidad. Nos hace ver como partes del mismo cuerpo, hermanos y hermanas entre nosotros».
Francisco ha recordado que «no salvamos a nadie, ni siquiera a nosotros mismos con nuestras propias fuerzas». Ha advertido que «si en la Iglesia ponemos en primer lugar nuestros proyectos, nuestras estructuras y nuestros planes de reforma caeremos en el pragmatismo, en el eficientismo, en el horizontalismo, y no daremos fruto. Los ismos separan».
Por el contrario, ha concluido la homilía de Pentecostés, «la Iglesia se reforma con la unción de la gracia, con la fuerza de la oración, con la alegría de la misión, con la belleza desarmante de la pobreza. ¡Pongamos a Dios en el primer lugar!».
El Papa Francisco ha vuelto, y es la segunda vez en menos de un mes, a expresar su preocupación por la situación en Colombia, según informa Vatican News. En su saludo tras el rezo del Regina caeli en la fiesta de Pentecostés, ha hecho un llamamiento a la oración por el pueblo de este país: «Rezo para que el querido pueblo colombiano sepa acoger los dones del Espíritu Santo, para que a través de un diálogo serio se puedan encontrar soluciones justas a los muchos problemas que sufren especialmente los más pobres a causa de la pandemia».
El Pontífice, por tanto, invita a todos a prestar mayor atención para que los ciudadanos no tengan que sufrir también las consecuencias de la COVID-19: «Insto a todos a evitar, por razones humanitarias, comportamientos perjudiciales para la población en el ejercicio del derecho a la protesta pacífica».
Francisco sigue así la línea de los obispos colombianos, quienes este domingo han reiterado que «el diálogo es la principal forma de reconocer lo que siempre hay que respetar». «Es fundamental escuchar, comprender y resolver efectivamente las peticiones de quienes protestaron pacíficamente. Solo así podremos construir juntos la paz que todos deseamos», han subrayado.
Por otra parte, ha rezado por la población de Goma, en la República Democrática del Congo, obligada a huir debido a la erupción del gran volcán Nviragongo.