El Papa: El poder sin control «genera monstruos» - Alfa y Omega

El Papa: El poder sin control «genera monstruos»

En su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, Francisco reitera que es «urgente» poner límites éticos al desarrollo de la inteligencia artificial

Victoria Isabel Cardiel C.
El Papa Francisco durante su participación en el G7, en Borgo
El Papa Francisco durante su participación en el G7, en Borgo Egnazia. Foto: CNS.

La conversión ecológica «consiste en pasar de la arrogancia de quien quiere dominar a los demás y a la naturaleza —reducida a objeto manipulable— a la humildad de quien cuida de los demás y de la creación». Esta es la premisa que estructura el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará el domingo 1 de septiembre de 2024, sobre el tema Esperar y actuar con la creación.

En el texto —que ha sido adelantado por la oficina de prensa del Vaticano este jueves— Francisco alerta de que el poder sin control «genera monstruos y se vuelve contra nosotros mismos». Por eso señala que es «urgente» poner límites éticos al desarrollo de la inteligencia artificial, que con su «capacidad de cálculo y simulación podría ser utilizada para la dominación sobre el hombre y la naturaleza, en lugar de al servicio de la paz y del desarrollo integral». Una solicitud que ya puso sobre la mesa durante su participación en el G7 —ante los líderes de los países más industrializados del mundo— cuando alteró el peligro de que las nuevas tecnologías favorezcan «la cultura del descarte».

En el mensaje, el Pontífice pide dejarse inspirar por el Espíritu Santo para cambiar «radicalmente la actitud del hombre: de depredador a cultivador del jardín». «La tierra está confiada al hombre, pero sigue siendo de Dios», incide. Para el Papa pretender poseer y dominar la naturaleza, manipulándola a voluntad, «es una forma de idolatría. Es el hombre prometeico, ebrio de su propio poder tecnocrático, quien arrogantemente pone a la tierra en una condición deshonrada, es decir, privada de la gracia de Dios».

Francisco cita a Benedicto XVI y asegura que no es la ciencia la que redime al hombre sino el «amor de Dios en Cristo, del que nada ni nadie podrá separarnos jamás». «La salvaguardia de la creación —continúa el obispo de Roma— no es, por tanto, solo una cuestión ética, sino también eminentemente teológica: concierne, en efecto, a la imbricación entre el misterio del hombre y el misterio de Dios».

Por último, deja claro que no está en juego solo la vida terrena del hombre, sino sobre todo «su destino en la eternidad». «Esperar y actuar entonces con la creación significa vivir una fe encarnada, que sabe entrar en la carne sufriente y esperanzada de los hombres, compartiendo la espera de la resurrección corporal a la que los creyentes están predestinados en Cristo Señor», concluye.