El Papa dirigirá una escuela de oración

El proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, Rino Fisichella, ha comparecido este martes en rueda de prensa para presentar el Año de la Oración, que servirá de preparación para el próximo Jubileo de 2025. El objetivo es redescubrir la importancia de la oración en la vida personal, para la Iglesia y para el mundo.

Con esta meta en el horizonte, Fisichella ha invitado a todas las diócesis del mundo a organizar peregrinaciones, itinerarios o momentos de oración individual o comunitaria con la participación de obispos y fieles. «Estoy seguro de que los obispos, sacerdotes, diáconos y catequistas encontrarán en este año las formas más adecuadas para colocar la oración como base para el anuncio de esperanza que el Jubileo de 2025 pretende hacer resonar en un tiempo tumultuoso», ha señalado.

Una de las sugerencias del Vaticano a las diócesis es la puesta en marcha de una escuela de oración dirigida por el obispo. «Serán momentos de encuentro con determinadas categorías de personas, para rezar juntos y comprender las diversas formas de oración, como la oración de intercesión, de adoración, de súplica», ha explicado el proprefecto.

La iniciativa será secundada por el Papa Francisco, cabeza de la Iglesia en la Ciudad Eterna. «Se trata de una iniciativa que recuerda a los Viernes de la Misericordia, celebrados durante el Jubileo Extraordinario de 2016, en los que el Santo Padre se encontró con algunas personas y realidades de la diócesis» de Roma.

Textos sobre la oración

Otra de las propuestas tiene como protagonista a la Librería Editrice Vaticana, que publicará una serie de textos con diversas consideraciones acerca de la oración. Los autores serán, todos ellos, personas que gozan de renombre internacional, ha explicado por su parte el subsecretario del Dicasterio para la Evangelización, Graham Bell.

El primer libro de esta serie está escrito por el cardenal Angelo Comastri y lleva por título Rezar hoy. Un desafío que vencer. El prólogo corre a cargo del Pontífice, quien advierte de que «la crisis ecológica-económica-social», que se ve «agrava por las guerras» o «la cultura de la indiferencia y del descarte», tiende a «sofocar las aspiraciones de paz y solidaridad y a marginar a Dios de la vida personal y social».