Cardenal Marx en la ad limina: «Comencemos algo nuevo a la luz de la tradición»

«Debemos tener el valor de comenzar algo nuevo a la luz de la tradición y llevar el tesoro del pasado con nosotros. Pero por encima de todo, debemos mirar hacia delante». Con estas palabras ha descrito el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, el momento en el que se encuentra la Iglesia en Alemania. Ha sido este jueves, durante la Eucaristía que los obispos alemanes celebraron en la basílica de San Pablo Extramuros, en el contexto de su visita ad limina.

En la homilía, el cardenal ha afirmado que «durante estos días en Roma hemos discutido en muchos sitios —también con el Papa— cómo continuarán las cosas para el pueblo de Dios y la Iglesia, a qué nuevas salidas debemos aventurarnos y qué dejamos atrás en el pasado». Esto no implica, matizó, que deba haber una ruptura con el pasado.

Horas antes, el Papa Francisco había recibido a los prelados alemanes durante dos horas, en un encuentro que calificaron de animado, abierto y cordial, según informa Katholisch.de, el portal de noticias de la Iglesia católica en Alemania. Durante la audiencia, han abordado diversos asuntos como la «pastoral en tiempos de cambio», los ministerios sacerdotal y episcopal y el papel de los laicos.

Del mismo modo, han discutido sobre la forma de llevar con éxito en el mensaje cristiano en un mundo cada vez más alejado de la Iglesia y sobre la situación en el este de Europa, con especial interés en la guerra en Ucrania.

En el orden de temas no ha faltado el debate sobre algunos aspectos del polémico camino sinodal en Alemania, que volverá a abordarse este viernes por la mañana en una reunión con el Papa y altos cargos de la Curia, según el citado portal católico. Los obispos alemanes harán sus aportaciones, que recibirán respuesta de los representantes curiales y, si es necesario, por el Papa. La conversación será moderada por el cardenal Parolin.

Cristo en el centro

Durante la celebración en la basílica construida sobre la tumba de san Pablo, el cardenal Marx ha aprovechado la figura del apóstol de los gentiles para recordar que «invitó a todos a este nuevo mensaje, no veía límites; para él eran bienvenidos todos los que quisieran seguir a Cristo. Uno puede decir que tenía potencial revolucionario y que pensaba de forma inclusiva: el acontecimiento de Cristo pertenece al mundo entero».

Por ello, «creo que deberíamos tomar su experiencia cuando hablamos de cómo proceder con la Iglesia y el pueblo de Dios. Estamos en el centro, en el acontecimiento de Cristo. Pongamos a Cristo resucitado en el centro de nuestras vidas y celebrémoslo y confesémoslo de forma nueva. Para eso es para lo que está la Iglesia».

Y ha añadido: «La Iglesia está en medio del mundo y del cambio de época. No avanzamos anacrónicamente por detrás de los tiempos. Necesitamos valor para decidir y distinguir, para no dejar pasar el tiempo de la gracia. Pedimos a los obispos con todo el pueblo de Dios que vean, reconozcan y comprendan este momento de gracia».

La advertencia del Papa

Aunque no ha trascendido en los términos en los que se ha producido la conversación, cabe recordar que el Papa ya se pronunció de forma velada sobre el proceso en el avión de vuelta de Baréin en la respuesta a una periodista alemana: «Alemania tiene una gran y hermosa Iglesia evangélica; yo no quisiera otra, que no será tan buena como esa; pero la quiero católica, a la manera católica, en fraternidad con la evangélica».

En esa ocasión, también lamentó que se caiga en discusiones éticas, de coyuntura, pero que no son el núcleo de la teología. «La raíz de la religión es la bofetada que te da el Evangelio, el encuentro con Jesucristo vivo. Y a partir de ahí, las consecuencias; a partir de ahí, el coraje apostólico; a partir de ahí ir, a las periferias, incluso a las periferias morales de la gente para ayudar; pero a partir del encuentro con Jesucristo», explicó.

Después del encuentro con Francisco, alrededor de 50 obispos almorzaron en la biblioteca del Instituto Pontificio de Habla Alemana Santa Maria dell’Anima en Roma. Luego celebraron la Eucaristía en la basílica de San Pablo Extramuros, presidida por el arzobispo de Múnich, cardenal Reinhard Marx.